-"¿Qué es el racismo y cómo combatirlo?" es el título de la conferencia que ofrecerá mañana para inaugurar el Ciclo de Cine de ASA. ¿Cómo lo define usted y cómo propone enfrentarlo?

-Yo entiendo el racismo como un sistema de poder en el cual, las personas blancas y europeas forman parte de la cúspide de personas que no sufren este racismo. Y todos los que nos alejamos de estas características somos quienes lo sufrimos. Yo hablo como una persona negra. Como estructura de poder, afecta a toda la sociedad, por eso vemos el racismo en el deporte, en la educación, en la televisión… Entendemos que, al igual que el machismo, es estructural y está en todas las partes de la sociedad, incluyendo el lenguaje. Y a partir de ahí es donde construimos nuestro trabajo. Este es el punto de partida de la presentación que he preparado para este jueves. Intentaré que la gente me de también la idea que ellos tienen sobre lo que es el racismo y a partir de ahí intentaré mostrar dónde se manifiesta: a la hora de alquilar una vivienda, en la publicidad… Y qué se está haciendo y qué debemos hacer para combatirlo. Quiero que la gente salga de la conferencia pensando que ahora tiene más herramientas para identificar el racismo pero sobre todo para combatirlo, cada uno desde su ámbito. No vale solo con no ser racista: hay que ser antirracista.

-¿Es la cultura, y el cine en particular, un arma de doble filo frente el racismo?

-Algo que todo el mundo decimos medio en broma es que los negros siempre son los primeros que mueren en las películas. No deja de ser un chascarrillo pero tiene mucho de cierto. Las personas negras, históricamente, hemos estado reducidas en las películas al papel de sirvientes, esclavos, traficantes, criminales… Y todo eso al final conforma el imaginario colectivo y estigmatiza y criminizaliza a la población negra. No es lo habitual ver a un negro haciendo de abogado, de médico e incluso de héroe. De hecho, hasta el año pasado no había una película con un superhéroe negro, con Black Panther. Por suerte, celebramos que cada vez hay propuestas más diversas. Pero no hay que olvidar que estamos aplaudiendo lo que ya hace mucho tiempo que debería ser normal.

-Cuando usted era pequeño, ¿había tanta diversidad étnica como ahora en los colegios de Huesca?

-Tengo 26 años, y cuando yo era pequeño solo éramos tres niños negros en el colegio. Sin embargo ahora hay una diversidad racial tremenda. Esto es muy bueno pero esa diversidad hay que trabajarla desde los cero años para hacer ver que es algo muy positivo. Un diversidad que, por cierto, se queda en los colegios. Porque en mi facultad -la de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid-, con miles de estudiantes, seguíamos siendo solo unos pocos negros. Ahí hay cosas que están fallando. Nunca he dejado de sentirme un poco solo, o un poco raro.

-Y, sin apenas referentes, ¿recuerda cómo de pequeño tomó conciencia de su pertenencia a una minoría étnica?

-Tomé conciencia con unos 9 años, cuando jugaba a fútbol y los contrarios se metían conmigo por mi color de piel. Cuando decidí entrar en acción fue mucho más tarde. Para un niño es muy injusto, sabe que eso está mal pero no tiene herramientas con las que enfrentarse al racismo. Por desgracia, eso te hace tener la piel muy dura desde muy pequeño ante algo que no te tendría que estar pasando.

-Por lo tanto, ¿cree haberse criado en una sociedad racista?

-Indudablemente, sí. Por desgracia, al entender el racismo como algo estructural, este ha sido y es una constante en la vida de las personas negras. Además de en el deporte, lo he vivido cuando he ido a alquilar un piso, en comentarios de compañeros de universidad, en relaciones de pareja marcadas por los prejuicios raciales. Por eso hay que trabajar contra el racismo desde la estructura misma de la sociedad, desde lo profundo, desde pequeños y desde todos los frentes.

-¿Se ha vuelto más racista la sociedad española con los años?

-Siempre ha habido racismo. Lo que estamos viendo ahora es que se está legitimando el racismo. Por ejemplo, partidos como Vox hacen mucho hincapié en esto. Pero ellos siempre han sido racistas, solo que ahora parece que la gente con esas ideas se siente más legitimada para decirlas en público. Y es algo que no solo está pasando en España. Lo estamos viendo también en Brasil o en Estados Unidos. Los actuales dirigentes cuentan con mayor legitimidad para hacer no solo discursos, sino también legislaciones racistas.

-¿Y a qué se debe esto?

-A que algunos políticos han visto que el racismo, junto al machismo, dan votos. Y están yendo a por ellos sin piedad. Y esto tiene consecuencias para las mujeres, para quienes sufrimos el racismo y para la sociedad en general, que está viendo cómo en lugar de ganar derechos hay quienes quieren recortar los ya conquistados.