Cuidar a niños, mayores y enfermos, cocinar, limpiar y recoger agua o leña son tareas diarias esenciales para el bienestar de las humanidad. Sin embargo, estas labores, que en tres de cada cuatro ocasiones son realizadas por mujeres, son ignoradas e invisibilizadas en los indicadores que miden la riqueza y el bienestar en el mundo. Estadísticas que, por otro lado, son casi siempre elaboradas por hombres.

Pero, a pesar de ello, esas tareas son el «motor oculto» que mantiene en funcionamiento economías, empresas y sociedades, según denuncia Oxfam Intermón en su informe Tiempo para el cuidado. «El sistema económico actual, que ha generado una brecha enorme entre los que más tienen y los que menos, en realidad se sostiene sobre el trabajo de cuidados no remunerado que realizan sobre todo mujeres y niñas», declara Álex Prats, responsable de desigualdad de Oxfam Intermón.

Hasta tal punto sostiene el sistema que, «si estas mujeres o niñas decidieran mañana declarar una huelga, veríamos cómo en muy poco tiempo el sistema económico actual acabaría colapsando», agrega.

Ellas dedican 12.500 millones de horas diarias a los cuidados y las labores domésticas. Ese tiempo supone una contribución a la economía mundial de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica el gasto global en tecnología de personas, empresas y gobiernos. «Es una cifra escandalosa» por una labor «que mujeres y niñas están realizando de manera prácticamente gratuita o mal remunerada debido a un reparto inequitativo del trabajo de cuidados», valora Prats.

Esta realidad implica que las féminas, «a menudo, apenas tienen tiempo para recibir una educación, lograr un empleo con un salario digno o participar en la toma de decisiones en la sociedad. Esto las atrapa en la parte más baja de la pirámide económica», explica Lara Contreras, responsable de incidencia política e investigaciones de Oxfam Intermón.

Muchas veces se ven forzadas a reducir su jornada laboral o a renunciar a un empleo remunerado para poder cuidar a la familia. En todo el mundo, el 42% de las mujeres no puede acceder al mercado laboral porque son las responsables del trabajo de cuidados, en comparación con tan solo el 6% de los hombres.

Además, ellas también constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado. Empleos como el de enfermera, trabajadora del hogar o cuidadora a menudo están mal pagados, no conllevan derechos laborales, imponen un horario irregular y pueden suponer un importante desgaste físico y emocional. Solo el 10% de las empleadas domésticas están protegidas por la legislación laboral.

En España, según recuerda Oxfam Intermón, el trabajo de cuidados no remunerado equivale al 14,9% del PIB, según datos de la OIT del 2018. Ese año se realizaron en el país 130 millones de horas de tareas domésticas y de cuidados, básicamente, a cargo de mujeres. «Esto equivale a decir que tuviéramos a 16 millones de personas trabajando durante un día gratis», apunta Prats.

Por otro lado, «a medida que va aumentando la retribución de los puestos de trabajo, se va reduciendo la presencia de mujeres», señala el responsable de desigualdad de Oxfam Intermón. Las mujeres son el 74,8% de la población trabajadora que percibe los salarios más bajos en nuestro país, mientras que solo representan el 35,6% de las personas trabajadoras que reciben los salarios más altos.

Ante este panorama, Oxfam Intermón pide al Gobierno medidas que supongan corresponsabilidad entre el Estado, las empresas y las familias para repartir de forma equitativa el trabajo de cuidados no remunerado, propone una renta mínima garantizada que acabe con la pobreza, que perjudica más a las mujeres, y exige una fiscalidad justa y progresiva.