-¿Qué es el acogimiento familiar y en qué se diferencia del preadoptivo?

-El acogimiento familiar es una figura dentro del sistema de protección a la infancia por la que ciertos menores de cero a 18 años viven con una familia distinta a la suya. Se trata de la respuesta solidaria de una familia a otra. Las familias acogedoras somos complementarias a las biológicas de esos niños. Somos un referente durante un tiempo determinado en la vida del niño. Tiene un principio y un fin. Puede ser un mes o años.

El acogimiento preadoptivo desapareció con la reforma legal del año pasado. Ahora, a las familias que adoptan se les cede la guarda del menor con fines de adopción. Y la adopción es distinta del acogimiento, ya que en este no hay una vinculación filial entre la familia y el niño, y además el menor no pierde la relación con su familia biológica, ya que suele haber visitas programadas.

-¿Desde cuándo existe esta figura?

-Los acogimientos familiares se remontan ya a la Edad Media y continuaron con las conocidas como madres de leche. Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando surgieron los primeros estudios psicológicos que constataron una mayor mortalidad entre los bebés de los orfanatos que aquellos que habían ido a vivir con familias.

Fue con los cambios sociales de los años 80 cuando en España resurgió con fuerza la protección a la infancia y la figura del acogimiento familiar. Entonces fue cuando se reguló por ley. Pero algunos lectores recordarán cómo en muchos pueblos de Aragón esto ya ocurría en la posguerra y en los años posteriores, cuando familias pobres y con muchos hijos entregaba alguno de ellos a otra más rica para que lo cuidase pero mantenían el vínculo.

-¿Qué ventajas tiene el acogimiento familiar frente a una institución?

-Para niños de cero a tres o cuatro años es fundamental el apego físico y el tener a la misma persona como referencia. También poder desenvolverse en un espacio conocido y con privacidad. Y la familia le proporcionará un entorno social más amplio.

-¿Qué papel juega ADAFA en el sistema aragonés de protección de menores?

-ADAFA surge en 1998 y a partir de ahí inicia la gestión del acogimiento de urgencia para niños de cero a ocho años. Hay una bolsa de familias que dan una respuesta inmediata, en cuestión de horas, a casos en los que hace falta que un niño sea acogido por una familia cuando ha sido abandonado o retirado de la suya.

Además, los técnicos contratados por la asociación también dan apoyo y hacen seguimiento a las familias acogedoras. Siempre se busca que el perfil del niño y el de esta encajen.

Y toda la información sobre el día a día del menor se le va facilitando al Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), que es quien hace seguimiento del niño.

Esta asociación apuesta por el fomento del acogimiento familiar ya que en Aragón, frente a lo que ocurre por ejemplo en el mundo anglosajón, la mayoría de los niños necesitados de protección son derivados al acogimiento residencial.

-Si es mejor, ¿por qué siguen prevaleciendo las residencias?

-Mucha gente no conoce todavía qué es el acogimiento familiar y lo confunde con la adopción. La Administración dedica diez veces más presupuesto al acogimiento residencial que al familiar. Y también porque no es fácil involucrarse con un niño que no es tuyo. A la sociedad le cuesta.

-¿Y a usted también le cuesta cuando tiene que despedirse de uno de ellos?

-Es un momento duro. Pero en el IASS ya te lo recalcan la primera vez que vas a acoger a un menor. Es doloroso, como cualquier relación que se rompe. Pero a la vez te alegras cuando ese niño puede volver con su familia porque se ha recuperado, o cuando va a ser dado en adopción, porque hay una familia que lo quiere.

Aunque desde el año pasado se han regulado los derechos de la familia acogedora, que antes no existían. Y ahora tienes derecho a seguir sabiendo del niño una vez se ha marchado. Y el niño también tiene derecho a conocer sus orígenes, los biológicos pero también a quienes le acogieron durante un tiempo, y pueden establecerse visitas periódicas.

-¿Se prepara al niño para despedirse?

-El menor nunca pierde la perspectiva de quiénes son sus verdaderos padres. Se les prepara, y además suelen asumirlo con una madurez increíble.

-¿Qué le hizo decidirse la primera vez que acogieron a un menor en casa?

-A mi mujer a le llamó la atención una noticia en el periódico, hace ya once años, cuando nuestros hijos eran pequeños, y acudimos a una charla informativa. A mí, lo que decidió a seguir adelante fue que estos niños estaban sin familia, con lo importante que es para crecer feliz.

-¿Cualquier familia puede hacerlo?

-El IASS es el organismo que las selecciona y ofrece los cursos de formación. Cualquier tipo de familia puede acoger pero debe tener un nivel económico estable, una red social amplia, buena capacidad de escucha y para educar. Y ha de tener muy claro que ese niño no va a ser su hijo y que un día se marchará. H