Según la oenegé Accem, el 50% de las personas refugiadas son mujeres y niñas, para las que, a los motivos que llevan a cualquier persona a abandonar su hogar, se unen motivos de género como la desigualdad de derechos en países de origen, feminicidios, trata, violencia como arma de guerra o prácticas como la mutilación genital femenina, matrimonios forzosos o crímenes de honor, notablemente arraigadas en países de África Subsahariana, Latinoamérica y en India, respectivamente.

Huyendo de este contexto, las mujeres que viajan solas se encuentran especialmente expuestas a abusos físicos y sexuales, embarazos no deseados y redes de trata. Actualmente, el 89% de las víctimas de trata son mujeres y niñas, y una de cada cinco mujeres refugiadas ha sido víctima de violencia sexual.

Además, aunque en países como España la persecución por motivos de género está reconocida como causa de asilo político, aquellas personas que logran llegar al país de destino deben enfrentarse a mayores barreras sociales, laborales y culturales.