-Lleva un año y cuatro días al frente de Cáritas española. ¿Qué se propuso conseguir cuando asumió esta responsabilidad y qué ha conseguido?

-El reto de Cáritas española es estar muy cerca de las 70 Cáritas diocesanas y de las más de 6.000 parroquiales, que son las que encuentran cada día a las personas que confían en nosotros. Mi propósito para este primer año era acercarme mucho a ellas para conocer bien nuestra confederación. Creo que los logros que hemos tenido todos es que en este periodo de cambios y de inestabilidad política hayamos podido seguir atendiendo a un millón y medio de personas en España y a otras tantas fuera, y continuar denunciando las causas y las situaciones que viven las personas más vulnerables y sus causas.

-En este primer año, ¿se ha encontrado con alguna sorpresa inesperada?

-La sorpresa para mí ha sido positiva por las personas que me he ido encontrando en el camino. Una de las cosas que más alegría me ha dado es que hemos comenzado una senda para incorporar a más voluntariado joven a la organización, y la respuesta está siendo buena.

-Usted tomó el relevo de Sebastián Mora. Durante su mandato de ocho años, Cáritas creció de manera asombrosa, pasando de 60.000 a 85.000 voluntarios y de gestionar 230 millones anuales a 358. ¿Cómo explica un crecimiento tan espectacular?

-La época de la crisis incrementó mucho la cantidad de personas que venían a solicitar la ayuda de Cáritas. Gracias a dios, esto se va estabilizando y es verdad que el número de personas no crece, e incluso este año ha decrecido un poquito. Esas personas estaban pasando un episodio puntal de desempleo y de vulnerabilidad, pero las que siguen acudiendo en la actualidad vienen con una situación cada vez más compleja, con más problemas acumulados. No han conseguido reengancharse a estos años de recuperación y, si no te enganchas, te vas más lejos. Eso hace cada vez más difíciles, largas y profesionalizadas las intervenciones para poder ofrecer una oportunidad de salida, de autonomía y de dignidad en la vida de esas personas.

-¿Eso quiere decir que la salida de la crisis ha dejado como resultado la cronificación de la pobreza y la exclusión?

-La factura que hemos pagado es que en la cola de la sociedad, en los niveles más bajos de extrema pobreza, ha aumentado la presencia de personas en 1.200.000. Y eso para nosotros es gravísimo porque son más, pero además están muy lejos del resto y son más invisibles. Nuestro reto es hacer crecer la empatía, el compomiso y la solidaridad que nos permitan llegar a una sociedad que no esté tan desligada, en la que lo que les sucede a unos no les afecte a los otros.

-El temor es que las nuevas bolsas de pobreza y exclusión, que al principio de la crisis parecían una situación coyuntural, se hayan convertido en algo estructural. ¿Cómo lo ven en Cáritas?

-Yo creo que hay dos lecturas. Si se atiende a la parte de la integración social, sí que podemos decir que es una cuestión coyuntural, ya que se han recuperado los niveles de integración, que han vuelto a valores previos a la crisis: un 48% de la sociedad tiene una situación de vida que podría calificarse de integración plena. No sufre ningún problema de exclusión. Donde se está cronificando y se están haciendo las cosas más difíciles es en la parte de la sociedad que no está incluida. Es verdad que han vuelto a subir al escalón de la inclusión muchas personas, pero las que se quedaron abajo están peor.

-Hoy viene a Zaragoza a presentar la campaña ‘Tu compromiso mejora el mundo’.

-Sí. Es la primera vez que acudo a Zaragoza como secretaria general de Cáritas. Por eso estoy muy ilusionada con el acto que se celebra esta tarde, a las 19.00 horas, en el Centro Joaquín Roncal. Cáritas Diocesana de Zaragoza es un organismo lleno de dinamismo, es una organización muy viva que se toma como ejemplo y se ha convertido en una referencia para otras Cáritas del resto de España. Tengo muchas ganas de estar allí con quienes hacen posible su gran labor.

-¿Qué objetivos persigue esta campaña institucional?

-El Corpus y la Navidad son los momentos de salir a la calle para nuestra confederación y de decir a las comunidades cristianas, a las parroquias y a nuestra sociedad en general que les necesitamos. Y que les necesitamos desde un compromiso constante, no solo a ratos, un compromismo que no es otro que seguir a Jesús y convertirlo en un estilo de vida. Pedimos a la gente que esté con los ojos abiertos para ver a todas las personas que tiene alrededor y va qué les pasa a los demás. Este estilo de vida incluye gestos pequeños de acercamiento a los demás y de hacer el bien. La campaña es también el momento de dar las gracias y de reconocer que nos gusta cuando la gente se acerca a Cáritas y nos presta su ayuda. Así se consiguen muchas cosas, y el mundo puede transformarse gracias a esos gestos pequeños.

-Cáritas es una organización de la Iglesia católica. Desde su modo de entender el compromiso, ¿exige este hoy en día ir contracorriente y luchar contra el poder establecido, igual que hizo Jesús de Nazaret?

-Desde luego. Por un lado, como decía antes, el compromiso implica acercarse a los demás. Sin embargo, creo que lo que hoy día se nos transmite hacia el otro, hacia el diferente, hacia el migrante, no es acercarnos, sino sospechar. Es tener miedo, es mantenernos al margen. Por eso creo que ir contracorriente puede ayudar a cambiar muchas cosas. Por otro lado, desde la realidad que acompañamos, nunca tenemos miedo a llamar a las cosas por su nombre. Esas cosas pueden ser leyes, estructuras, normativas o formas de hacer que hacen más difícil o casi imposible salir de su situación a las personas a las que acompañamos desde Cáritas. Por eso denunciamos las cosas que creemos que deberían cambiar para que esas personas no tuvieran que venir a Cáritas o acudir a otro tipo de ayudas porque estarían en condiciones de poder salir adelante por sí mismas.

-O sea que, para Cáritas, estar comprometido implica resultar un poco incómodo y denunciar.

-Muchísimo. Porque al final, si solo ayudas pero dejas a las personas igual que estaban, no está haciendo otra cosa que hacerlas depender de ti. Sin embargo, si denuncias puedes hacer que esas personas ganen en la independencia que necesitan y en la dignidad que merecen.