Más de siete millones de niños y niñas refugiados han perdido su lugar más seguro, la escuela, según denuncia la oenegé Entreculturas. El cierre de los colegios provocado por el covid-19 ha dejado a estos menores sin este espacio de protección y aprendizaje, y ahora están más expuestos a situaciones de violencia, abuso y explotación y vuelven a tener más dificultades para poder realizar su principal comida del día o acceder a agua potable. Para los menores refugiados, la escuela es un espacio que les aleja de la violencia y las desigualdades.