-Omsida organiza el próximo 25 de mayo las jornadas EducoVIHda. ¿A quiénes van dirigidas?

-Las cuartas jornadas Educo VIHda están pensadas para todas aquellas personas que trabajan o colaboran en la formación de las personas jóvenes, porque estamos viendo que hay un gran desconocimiento sobre la actualidad respecto del VIH. Hay una gran desinformación sobre distintos aspectos de la prevención en los jóvenes, y por eso está habiendo un aumento en el número de casos y de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Tenemos una gran preocupación por ello y por eso consideramos necesario formar a los formadores para que sean conscientes de que el VIH sigue ahí.

-Los adolescentes de hoy en día no conocieron la época más dura del sida. ¿Influye esto en su percepción del riesgo que supone el VIH?

-El miedo se ha perdido absolutamente entre los adolescentes, pero también en gente no tan joven, que ya va a la universidad. En los talleres que ofrecemos estamos viendo que perciben que el VIH es una cosa del pasado. Como hoy ya no es una enfermedad mortal de necesidad, no hay percepción de riesgo. Por otro lado, tenemos que reciclar el discurso que usábamos las asociaciones. Les hablas de personajes como Freddy Mercury o Rock Hudson, y no saben quiénes son.

-¿Se ha quedado el VIH sin referentes?

-Así es. No tienen referentes en los que sentirse idenfiticados. Hay poca gente conocida que haya hecho pública su infección por VIH. Hay casos como el de Charlie Sheen, pero que tampoco nos sirve de referente para la juventud. Además, es una enfermedad históricamente asociada al consumo de drogas y al sexo, y ya no se habla de sexualidad. No existe una educación para la salud sexual en los institutos, y eso hace que todo falle desde la base.

-Y esto, ¿se ha traducido en un aumento de las tasas de infección por VIH entre los jóvenes?

-Sí, y esta es una de las principales razones por las que desde Omsida organizamos estas cuartas jornadas. Una tercera parte de la población que se está infectando ahora cada año en España son menores de 30 años. Algo que no veíamos en Omsida hace unos pocos años, y que ahora es habitual, es gente de 18 a 24 años que se ha infectado por VIH sin saber lo que es.

-¿Sin saber lo que es el VIH? ¿Hasta tal punto llega la desinformación?

-Hasta ese punto. No tienen absolutamente ningún tipo de información sobre el VIH ni sobre salud sexual. Tampoco hay campañas como las que conocíamos antes, que se nos quedaron grabadas, y por lo tanto tampoco hay percepción de riesgo. Y esto hay que añadir que la edad de iniciación sexual se ha anticipado, además de que hay una mayor diversidad sexual. Todos esos factores, junto con la combinación de las drogas y el alcohol, hacen un caldo de cultivo excelente para que el VIH y las ITS se vayan propagando.

-Entonces, en el terreno de la prevención, una de las primeras cosas que habría que hacer, ¿sería retomar las campañas?

-Habría que hacer un trabajo que englobe varias partes, incluyendo las campañas, que siguen siendo necesarias. Las pocas que ha habido en los últimos años iban dirigidas a la población que mayor número de infecciones representa, que son los hombres que mantienen sexo con otros hombres. Y eso está bien, siempre que no eso no vaya en detrimento de otras poblaciones que también se infectan, especialmente los jóvenes.

-La poca información que hay, ¿por qué no está llegando a los jóvenes?

-Uno de los problemas es que los mensajes los estamos lanzando personas de otras generaciones, no parten de la propia juventud. Es necesario cabiar esto, y en las jornadas del día 25 también vamos a hablar de cuáles son los modelos que reclama la juventud. Queremos conocer y escuchar qué tienen que decirnos los y las

jóvenes sobre la educación sexual. Desde hace dos años, desde la coordinadora estatal Cesida hemos lanzado el concurso HIV Think Tank para jóvenes universitarios, donde se les da un taller sobre prevención y se les anima a diseñar una campaña dirigida a los jóvenes, ya que es más fácil llegarles de igual a igual.

-Gracias al contacto que Omsida tiene con la juventud, ¿cuáles creen ustedes que es el mejor canal que le llegue el mensaje?

-Lo que se está empleando hoy en día es el 2.0, las redes sociales y las aplicaciones de contactos.

-Además de los canales de comunicación, ¿es también importante conocer los hábitos sexuales de la juventud para saber enfocar los mensajes de prevención?

-Claro. Y estamos viendo fenómenos muy preocupantes como el chemsex, reuniones generalmente de hombres que tienen sexo con hombres donde las drogas químicas son un componente fundamental, que hacen bajar la guardia de la prevención, y en las que además se están volviendo a usar drogas intravenosas como la mefedrona, e intercambiándosde jeringuillas. Y hay otra práctica llamada el muelle. La primera vez que oí hablar de ella pensé que era una alarma sensacionalista y que no sería para tanto, pero nos está llegando por varios canales que es una práctica bastante extendida entre los jóvenes. Los chicos se sientan en círculo y las chicas van rotando de uno en uno, con 30 segundos de penetración, sin condón. Pierde quien eyacula antes, y gana el que más aguanta. En el Hospital Miguel Servet no quieren crear alarma, pero les están llegado cada día 3 o 4 casos de chicas con ITS, desgarros o embarazos no deseados a las urgencias del hospital infantil. Basta que a la juventudo le digas que no haga una cosa para producir el efecto contrario, pero estamos convencidos de que estas prácticas son un reflejo de la falta de información.

-¿Qué cabría exigir a las administraciones públicas para paliar esa falta de información sobre la prevención del VIH y las ITS?

-Tendrían que incorporar en el currículo escolar un tema que hable de educación para la salud y de educación sexual, dentro del cual se incluirían la prevención del VIH y de las ITS. En el caso de las infecciones por VIH, aunque ha bajado la edad media, no han aumentado. Pero lo que sí ha crecido mucho es el número de personas con una ITS. Muchas, como la gonorrea, son asíntomaticas y el portador no se entera de que la tiene, pero sí que la propaga sin saberlo.