La Iglesia española envía cada año una media de 50 religiosos a los territorios de misión frente a los 200 que retornan, un desfase que se debe a la escasez de vocaciones y a la elevada edad media de los misioneros españoles, que se sitúa en los 74 años. Así lo señaló ayer el subdirector de Obras Misionales Pontificias (OMP), José María Calderón, durante la presentación de la memoria de actividades del 2017, que revela también el descenso del número de misioneros españoles, que ha pasado de los cerca de 13.000 del 2016 a los 11.018 del pasado año.

Calderón subrayó la dificultad a la hora de contabilizar el número real de misioneros españoles en el exterior, ya que existe una gran movilidad y muchos de ellos no tienen teléfono ni correo electrónico en los que contactarles.

Por eso, la cifra de 11.018 es una estimación, porque la OMP sólo tiene contacto directo con 7.831 de ellos.

Calderón apuntó que el objetivo de los misioneros es la evangelización y no tanto las cuestiones de asistencia social, a la que también se dedican, mientras que entre los jóvenes españoles sí que existe una «inquietud» solidaria que muchas veces canalizan a través de las oenegés, sin necesidad de pasar por la Iglesia.

El dinero recaudado a lo largo del pasado año por la OMP 16,5 millones de euros para destinar a alguno de los 1.113 territorios de misión que hay en todo el mundo. La cifra supera en un millón a la del anterior año (15,68 millones).

La mayor parte de lo recaudado por OMP viene de las parroquias (9,16 millones de euros), seguido de lo procedente de herencias (4,79 millones) y colegios (1,64 millones).