CERAI nació hace casi 25 años en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Valencia con estudiantes y profesores que veían en una agricultura respetuosa con el medio ambiente y un desarrollo rural ligado a las personas una oportunidad para la transformación y la lucha contra las desigualdades. Y esta andadura rápidamente se propagó hacia tierras aragonesas. Trabajamos para poner en valor la agroecología y la soberanía alimentaria como ejes de un modelo agrícola y ganadero que respete y proteja el entorno asegurando los recursos para las generaciones futuras, poniendo en el centro el trabajo de las personas campesinas y el saber tradicional.

Es hora de dejar atrás el paradigma de la agricultura industrial insostenible, en manos de grandes corporaciones que controlan la producción y la distribución. La agroecología, la biodiversidad y la soberanía alimentaria son elementos esenciales para acabar con el hambre y producir alimentos sanos, justos y sostenibles.

En este contexto, la labor del CERAI es vital porque trabajamos por la transformación del sistema a nivel global: en Bolivia, reforzando las capacidades productivas y el nivel de incidencia política indígena; en Cuba, investigando nuevas técnicas para mejorar los rendimientos; en Cabo Verde, apoyando a los productores para suministrar alimentos locales y ecológicos a comedores escolares; o en Mauritania, con el desarrollo de minilecherías gestionadas por mujeres. Y aquí en nuestra casa: formando en agroecología y apoyando a agricultores que buscan otros modelos para producir alimentos; participando con las administraciones en la recuperación de espacios agrícolas cercanos a la ciudad (huertas kilómetro 0); impulsando estrategias alimentarias en zonas rurales que pongan en valor el territorio y la producción de alimentos como eje central del desarrollo (www.minchadaqui.net); estableciendo sinergias entre organizaciones que trabajan por la transformación del modelo agroalimentario (www.mensacivica.com); impulsando mercados de venta directa, como la muestra agroecológica de los sábados por la mañana en la plaza del Pilar; y, especialmente, tendiendo puentes entre el mundo rural y el urbano, entre el lugar en el que se producen los alimentos y el lugar donde se concentran los consumidores.

La desconexión entre lo rural y lo urbano hace imprescindible sensibilizar a los consumidores, porque en nuestro acto de alimentación diario, eligiendo qué compramos, dónde lo compramos y a quién se lo compramos estamos apostando por un modelo u otro de planeta.

Para. Piensa. Compra. Así nos dirigimos a para informar sobre las alternativas de consumo de producto fresco, ecológico y de cercanía que existen en Zaragoza: 19 tiendas, 9 restaurantes, 3 mercados municipales, 12 productoras que elaboran sus propias cestas. ¡Cada vez son más las opciones! La información está recogida y al alcance de las consumidoras en redes sociales, con la etiqueta #enREDconsumoZGZ.