A apenas 8 kilómetros al noroeste de Damasco, donde todavía llueven proyectiles de tanto en tanto, los niños de la pequeña localidad de Qudsaya han comenzado a patinar en el primer parque de Siria, una iniciativa para ayudar a los más jóvenes a espantar la sombra de la guerra en este país. Qudsaya, en la provincia de Rif Damasco, es uno de los lugares bajo control del Gobierno de Bachar al Asad y escenario de los denominados acuerdos de reconciliación con los rebeldes, por los que muchos de estos pudieron abandonar la localidad. Hace unos meses, organizaciones humanitarias comenzaron varios proyectos de desarrollo en esta localidad, entre ellos un titánico parque de 2.000 metros cuadrados para que los más pequeños se diviertan sobre monopatines y bicicletas. El proyecto de la austríaca Aldeas Infantiles y la alemana Skate-Aid en un terreno proporcionado por el ayuntamiento de la localidad comenzó en marzo de la mano de voluntarios y pintores, en su mayoría europeos.

Entonces, no era más que otro descampado en una ciudad sin lugares de entretenimiento infantil, explicó la presidenta de Aldeas Infantiles para Siria, Samar Daboul.

Hoy, una semana después de su inauguración, rebosa de alegría y los niños juegan desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche. «El parque es el primer paso en la iniciación de proyectos de desarrollo», detalló la activista sobre estas instalaciones de acceso totalmente gratuito.

Daboul no especificó con qué programas darán seguimiento al plan de desarrollo en la ciudad, pero insiste en la importancia de ofrecer entretenimiento a los más pequeños en zonas «seguras». El proyecto pretende ayudar al desarrollo intelectual de los menores a través del juego y el deporte, una excepción en un país que desde hace ocho años está sumergido en una guerra civil y en el que sólo en el noroeste han muerto más de 30 niños en el último mes, según Save The Children.El parque se ubica, además, cerca de una escuela con unos 2.000 estudiantes y de un poblado de huérfanos de Aldeas Infantiles, lo que ayuda a integrar a los menores de la ciudad con los beneficiarios del programa de la oenegé.

Cuenta además con el añadido de que un equipo de entrenadores voluntarios acompaña a los niños en el recinto para enseñarles a patinar.