-¿Es la homosexualidad una de las razones por las que alguien puede acceder al estatus de refugiado?

-En ocho países del mundo, la homosexualidad puede suponer la pena de muerte: Afganistán, Brunei, Irán, Mauritania, Pakistán, Arabia Saudí, Sudán, Yemen, partes de Nigeria y Somalia. Por lo tanto, tener una orientación sexual diferente (a la heterosexual) es una causa que la ley de asilo y refugio contempla de modo expreso, al igual que pensar de otro modo, tener una religión minoritaria…

-¿Tiene entre las usuarios que atiende Cepaim en Aragón casos de personas que hayan tenido que solicitar asilo por ser LGTBQI?

-La Fundación Cepaim solo atiende en Zaragoza a refugiados hombres y familias. Por lo tanto, no conozco personalmente casos de mujeres lesbianas. Pero entre los hombres, aproximadamente el 10% de los que atendemos son LGTBQI. Es un porcentaje elevado. Y además, todos ellos han solicitado refugio por esa razón, debido a que han sufrido persecución por su orientación sexual.

-¿Todos ellos proceden de alguno de esos países en los que pueden ser condenados a muerte?

-No. Vienen también de muchos países de América Latina: Colombia, Venezuela, Honduras… Y de algún país africano también.

-O sea, que no solo ocurre en los países que todos tenemos en el imaginario colectivo, como aquellos donde el islam se ha llevado al extremo.

-No es una cuestión de religión, sino de moral.

-¿Qué motivos les han llevado a huir?

-Han estado encarcelados. En la cárcel han sido violados. Sus derechos han sido vulnerados. Y socialmente han sido repudiados. Se les hace la vida imposible.

-España es uno de los países del mundo con una legislación más avanzada en materia de derechos LGTBQI. Sin embargo, cuando llegan, ¿siguen lidiando con algún tipo de discriminación?

-En raras ocasiones, la legislación va en España por delante de la sociedad. Y la normalización, vía legislativa, de las parejas homosexuales (matrimonio, adopción…) ha ido por delante del avance de la sociedad. Todavía sigue llamando la atención por la calle ver parejas homosexuales que manifiestan públicamente su relación. También hay que recordar que, aunque llevemos 40 años de Constitución, hasta 1977 teníamos una ley de peligrosidad social que afectaba a los homosexuales.

-¿Con qué tipo de discriminación tienen que lidiar estas personas cuando tratan de acceder al mercado laboral?

-Hablando con las orientadoras laborales de la Fundación Cepaim en Aragón, me han comentado que nuestros usuarios LGTBQI no han tenido problemas por su orientación sexual a la hora de encontrar trabajo. Eso sí, lo han hecho en sectores muy determinados, como la hostelería o la peluquería. A lo mejor, si tuvieran que trabajar en sectores más masculinizados, rodeados de lo que se entiende como machotes, sí que hubieran encontrado algún tipo de presión.

-Entonces, ¿por qué preparan una jornada sobre la gestión de la diversidad en empresas donde trabajan personas refugiadas LGTBQI?

-Planteamos este encuentro porque hay personas que no solo sufren una discriminación, sino una doble, por ser refugiados y por ser LGTBQI. En el caso de ser mujeres refugiadas, mujeres y lesbianas, la discriminación es triple. A eso se puede añadir que la persona sea discapacitada, sea gitana… Y en este país no nos conformamos con discriminar una vez, lo hacemos por partida doble, triple o múltiple. Por eso nos parecía importante organizar esta jornada con Somos LGTB+, asociación con la que colaboramos habitualmente por nuestros usuarios, para que nos hablen de la realidad de esta comunidad, de las personas que son discriminadas repetidamente.

-¿A quiénes va dirigida esta jornada?

-Nos gustaría que sobre todo vinieran las empresas. No pretendemos tanto que sea un curso donde una persona suelte una chapa, sino que sea un encuentro en el que todo el mundo pueda participar. Queremos que nos aporten cómo ven en las empresas la situación, si tendrían algún problema en contratar a una persona refugiada, a una LGTBQI o a otra que sea ambas cosas, y si gestionan o no la diversidad en su plantilla. Se trata de compartir y enriquecernos.

-¿Qué implica el concepto de gestión de la diversidad?

-La gestión de la diversidad se enmarca en el área de igualdad y no discriminación de la Fundación Cepaim. Partimos de hecho de que todos somos diversos, incluso los hombres rubios, heterosexuales y con dinero; ninguno es igual a otro. Y partimos de la idea de que la diversidad nos enriquece. Yo tengo compañeros que no han nacido en España y que tienen otra religión y me encanta hablar con ellos porque aprendo cosas que no sabía. A la hora de trabajar, eso nos enriquece. Lo que buscamos es que los empresarios vean que gestionar la diversidad, ser consciente de que tienes una plantilla diversa y aprovechar esos talentos diversos no es un problema para su negocio, sino al contrario. Hasta ahora, las empresas están haciendo planes de igualdad porque les obliga la ley en determinados supuestos, pero también hay que hacer un plan para gestionar la diversidad. En esta fundación, donde trabajamos personas de 30 nacionalidades, lo estamos haciendo.

-En este terreno, ¿conoce alguna buena práctica en Aragón?

-Sí. Aquí en Zaragoza tenemos el ejemplo del fabricante aragonés de electrodomésticos BSH, que gestiona magníficamente la diversidad. En esta empresa trabajan con un programa de la Fundación Federico Ozanam a través del que cogen a personas vulnerables, las forman y luego les dan empleo. Muchas de esas personas son de diferentes nacionalidades, religiones y culturas.

-¿Qué contenidos se abordarán en el encuentro?

-El representante de Somos LGTBQI hará una exposición de cuál es la situación de las personas de este colectivo en el mundo. Después habrá una mesa redonda en la que contaremos con un representante del Grupo Piquer, otro de la Fundación Cepaim y una persona solicitante de refugio LGTBQI.