Para acabar con la desigualdad de las niñas se pueden adoptar medidas políticas somo la visibilización de su vulnerabilidad en las convenciones de derechos de la infancia y contra la discriminación de la mujer. Ha de haber una legislación y un cambio cultural que las proteja de violencia en todos los países y un trabajo coordinado por la igualdad en la escuela, el hogar y la comunidad. Han de existir mecanismos de denuncia y de respuesta segura y efectiva y un cambio institucional para la educación igualitaria, lo que conlleva la formación del profesorado y una mayor paridad en países con predominio de docentes masculinos.

Las escuelas también pueden hacer mucho, covirtiéndose en espacios seguros que ofrezcan apoyo y oportunidades, reforzando la autoestima y reconocimiento de niñas y adolescentes, dando voz a las niñas y educando en el pensamiento crítico. Se deben evitar el currículo oculto y los contenidos con estereotipos sexistas, hay que adecuar las infraestructuras escolares a las niñas, rechazar las prácticas sociales discriminatorias y construir identidades más justas.