-¿Ha frenado el coronavirus la llegada de migrantes a Grecia?

Los migrantes siguen llegando, aunque menos desde que comenzó la pandemia. Pero ha sido más porque las fuerzas navales están intentando impedir la llegada de barcos. Sabemos que las autoridades griegas están haciendo muchas devoluciones en el mar, pero muchos lo siguen intentando. Por el covid no ha dejado de llegar gente.

-¿Se ha impuesto alguna restricción de movilidad?

-En Lesbos, se ordenó el cierre del campo de Moria tras la llegada del covid a Europa. Y ahora que los aeropuertos ya están abiertos, los turistas pueden venir y la vida en Mitilene, la capital, ha vuelto a la normalidad, el campo sigue con limitación de movimientos. No se puede salir, pero siguen entrando los migrantes que llegan en barco al norte de la isla. El Ministerio de Sanidad griego les hace un test, se quedan allí dos semanas en cuarentena y después vienen a Moria, porque no hay otro sitio.

-¿Qué implican esas limitaciones de movimiento?

-No pueden salir sin un permiso especial de la Policía, que es difícil de conseguir. Así, no pueden acceder a servicios fuera del campo. Y, los pocos que hay en el de Moria, no llegan para toda la gente. Para muchos es imposible el acceso a la salud y a los supermercados o, simplemente, salir un poco del recinto. Esto afecta a su salud mental. Hemos tenido muchos más casos estas dos últimas semanas. Y, cada día que seguimos con este bloqueo, la gente se siente peor.

-No parece un lugar idílico para vivir, desde luego.

-Moria es un sitio súper peligroso. La gente no duerme allí. Muchas familias, cuando traen a sus hijos a la clínica, lo hacen las madres ellas solas. Les preguntamos dónde está el padre, y nos dicen que durmiendo. Descansan por el día, porque de noche deben mantenerse despiertos y vigilar, por la seguridad de su familia. Hay mucha violencia, lo que es normal cuando pones a 15.000 personas en un campo que no debería exceder las 3.000.

-¿Las condiciones son suficientes para protegerse frente al covid-19?

-En marzo hubo unos pocos casos en la población local de Lesbos, y hace unas semanas detectaron algunos nuevos. Pero de momento no hemos tenido ningún caso positivo en el campo de Moria. Los migrantes no son los que traen el covid, pero sí los que tienen mayor riesgo si este llegase al campo. No hay sitio para mantener la distancia social. Y hay un montón de problemas para acceder al agua. Un baño es utilizado por 70 personas; una ducha, por 80; un grifo, por 40. Y el 60% de los puntos de suministro de agua están parados, todos los días, de diez a catorce horas. La gente hace lo que puede para protegerse con mascarillas, pero apenas hay. Y tiene mucho miedo porque está bien informada y sabe muy bien que, si hubiera algún caso, no se podría contener.

-¿Con qué medios cuenta Médicos sin Fronteras (MSF) para hacer frente a un posible caso en Moria?

-Se ha montado un dispositivo especial para hacer un primer triaje a los adultos. Les hacen el test y los mandan a un hospital, por si acaso. Y en el proyecto regular, donde trabajo yo, hemos adaptado la clínica para poder tener dos lugares diferenciados, uno para los casos sospechosos, y otra zona limpia, para pacientes sin síntomas de covid. También hacemos el triaje de los casos geriátricos. Y así, vamos viendo cómo evoluciona la situación.

-Si algún habitante del campo llegase a estar grave, ¿tendría acceso a la sanidad pública griega?

-Sí, el dispositivo especial de MSF se estableció para hacer de filtro, poder detectar los casos positivos lo antes posible y derivarlos desde nuestro punto de salud hacia un centro hospitalario. Creo que el Estado griego está haciendo lo que puede con lo que tiene, como el hospital de Mitilene. Grecia, igual que Italia y otros países, ha sido abandonada por la Unión Europea para gestionar esta crisis migratoria, como ellos la llaman. Pero el problema es responsabilidad de toda la UE.

-¿Qué reclama MSF?

-No se puede alojar a tanta gente en un campo de refugiados como Moria, tanto tiempo, y menos con la situación que se vive ahora. Este exceso de población es un riesgo ante el coronavirus. Si llegara hasta aquí, tenemos muchos ancianos y personas con enfermedades crónicas que estarían en riesgo. Planteamos que, en caso de que llegue el virus, las personas más vulnerables puedan salir del campo.

-Como salieron miles de otros campos, y ahora están viviendo en las calles.

-Es verdad, seguimos casos que han salido de la isla y que ahora están en las calles de Atenas, porque al abandonar Lesbos siguen encontrando muchas dificultades. Nos preocupa mucho. Pero esto también es responsabilidad de toda la UE.

-¿Ha aumentado el rechazo de la población griega hacia las personas inmigrantes a raíz de la pandemia?

-No sé si ha empeorado con el covid, porque la convivencia ya era difícil antes. Hace algunos meses tuvimos problemas con algunos isleños por su rechazo a los migrantes y a las organizaciones que trabajan aquí. Pero hay que darse cuenta de que Lesbos no es una isla muy grande, y el campo aumenta en 15.000 personas sus habitantes (86.000). Es difícil para la población local porque se da cuenta del abandonado al que llevan tanto tiempo sometidas Grecia y Lesbos. Llevan cinco años gestionando el asunto más o menos solos, y es normal que en algún momento la población esté cansada. Se puede ver en otras islas, como Lampedusa. Es un problema global europeo. Es verdad que en los últimos meses la situación ha sido muy violenta, otra razón más por la que hay que cambiar algo. Esto no puede seguir así.