La cooperación para el desarrollo, en cuanto concreción del principio de solidaridad, es una responsabilidad que involucra a distintos actores sociales. Cada uno ellos, en función de sus propios rasgos característicos, aporta elementos distintivos a ese esfuerzo colectivo.

En el caso de la Universidad de Zaragoza, es evidente que la formación debe ocupar un lugar destacado en sus tareas de cooperación. El aporte diferencial que puede resultar de una institución que tiene en la docencia y la investigación sus objetivos últimos es lograr que quienes van a desarrollar esa actividad lo hagan con la mejor formación posible, que garantice que se maximizan los beneficios para los destinatarios de la cooperación.

La Universidad de Zaragoza no es ni mucho menos una excepción, y la formación tiene un peso muy relevante en el conjunto de su actividad en el plano de la cooperación para el desarrollo. Lo que no obsta para que también se atienda a la cooperación sobre el terreno, especialmente a través de la actividad que al respecto desempeñan tanto su personal como sus estudiantes, en el contexto de distintos proyectos y de prácticas de cooperación.

El núcleo fundamental

Pues bien, en esa dimensión formativa, lo cierto es que, aunque la Universidad de Zaragoza cuenta con precedentes, la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo representa el núcleo fundamental en nuestra institución. Creada mediante convenio junto con el Gobierno de Aragón y la Federación Aragonesa de Solidaridad, de 22 de abril del 2008, la misma sirve de marco para un amplio abanico de actividades entre las que se incluyen la investigación, a través de las ayudas para la investigación y los premios a los mejores trabajos de fin de grado y de fin de máster defendidos en este ámbito; y la sensibilización, con la Semana de la Cooperación que este año alcanza su IX edición.

Sin embargo, como no podía ser de otra manera, la acción en el marco de la cátedra se concentra principalmente en la preparación de los futuros cooperantes. Y ello, en distintos niveles, puesto que junto a la formación que podríamos considerar como básica, la cátedra también atiende aquella más avanzada.

Así, en este nuevo curso académico, destaca el máster propio semipresencial en cooperación para el desarrollo, cuyo objetivo es constituirse como una plataforma de reflexión en relación con el modelo de sociedad que deseamos construir. El máster representa la pieza principal de este esfuerzo de formación en el contexto de la cátedra, pero no es la única, puesto que también tiene un lugar importante el conjunto de cursos que, con temáticas diversas, incluyen desde la iniciación a la práctica de la cooperación hasta otros enfoques más específicos como la educación para el desarrollo y la ciudadanía global o la salud y el desarrollo, los cuales se imparten en distintas facultades de Zaragoza, Huesca y Teruel.

El propósito, tanto de la dirección de la cátedra, condición que asumo desde hace poco tiempo, como la del vicerrectorado de internacionalización y cooperación de nuestra universidad, es continuar apoyando las iniciativas que desde la cátedra se planteen, de manera que siga consolidándose como un referente en la formación universitaria en materia de cooperación para el desarrollo en España.