Decenas de miles de saharauis viven en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), en la parte más inhóspita del desierto, en condiciones muy duras y totalmente dependientes de la ayuda humanitaria internacional. Una población progresivamente desmoralizada espera la solución a un conflicto que dura más de cuarenta años.

La sanidad -aunque es pública, universal y gratuita- está muy limitada en sus recursos materiales y humanos, a lo que se une la emigración de los profesionales sanitarios más cualificados. El personal de enfermería carece de formación especializada para desarrollar los programas nacionales de atención integral a la infancia y de salud reproductiva. Los esfuerzos de la Escuela de Enfermería de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) mejoran esta situación pero no llegan a resolverla.

En cuanto a la fisioterapia, tan solo hay cinco profesionales en los campamentos y, por tanto, los servicios que prestan están saturados y dejan de atender a mucha gente. Finalmente, la terapia ocupacional, tan necesaria en la vida diaria de las personas con diversidad funcional y demandada por las cuidadoras de los pacientes y los propios profesionales de la salud, es completamente desconocida y carece de personal especializado.

Desde la Facultad de Ciencias de la Salud, la cooperación en el cuidado de las personas y en la diversidad funcional está absolutamente justificada. La Universidad de Zaragoza, a través del programa de ayudas para prácticas internacionales de cooperación universitaria al desarrollo, presta un apoyo a esta necesidad fomentando la realización de estancias de cooperación dirigidas a estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud.

Inspirados por estas prácticas de cooperación, un grupo de estudiantes, con la ayuda del colectivo universitario Lefrig y el respaldo económico de la Universidad de Zaragoza, tomó la iniciativa en el verano del 2017 de realizar un viaje de voluntariado a los campamentos saharauis con el fin de atender, junto con profesionales de los campamentos, a adultos y niños con diversos trastornos neurológicos, reumáticos, traumatológicos, etc.

Este grupo se ha consolidado en la denominada Comisión de Cooperación y Voluntariado de Ciencias de la Salud que, entre otras cosas, realiza una labor de sensibilización en la facultad sobre el conflicto saharaui, demanda la formación en la iniciación a la práctica de cooperación (mediante cursos con la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad de Zaragoza) y, recientemente, ha puesto en marcha un proyecto de pijamas sanitarios de comercio justo. Actualmente, están preparando otro viaje de estudiantes voluntarios para el próximo mes de abril, coincidiendo con las vacaciones de Semana Santa.

Es un orgullo contar con estos jóvenes y sirvan estas palabras para el reconocimiento por parte del equipo de gobierno de esta facultad. Hay que perseverar en la cooperación con el pueblo saharaui y ahora es el turno de los docentes. Formar a los profesionales locales y a las familias en los cuidados, realizar una acción positiva para potenciar la presencia de mujeres profesionales sanitarias que elimine barreras de acceso a ciertos tratamientos y sensibilizar acerca de la inclusión y atención a las personas con diversidad funcional, son tareas que nos competen.