Como los galos de la aldea de Asterix y Obelix, las comunidades beduinas de Khan alAhmar y Abu Nuwar resisten en Palestina el voraz envite del Estado israelí. En un contexto de violencia continuada y pobreza forzosa, la amenaza de la piqueta de demolición pende como una espada de Damocles sobre los hogares, negocios y equipamientos de estos dos pueblos.

«Casa a casa, corral a corral, cada decisión judicial de desahucio que se pone en suspenso, aunque sea temporalmente, es una victoria para este pueblo y una lección para la comunidad internacional», opina Marco A. Velasco, coordinador de Médicos del Mundo en Jerusalén, que vendría a ser en cierto modo el Panoramix de estas dos aldeas palestinas. Y es que, a falta de una poción mágica que les de fuerzas como a los vecinos de Asterix, estas dos comunidades beduinas cuentan con un apoyo para resistir: el de la asistencia sanitaria que les brinda esta oenegé, a la que contribuyen todos los zaragozanos.

El pasado 21 de diciembre, la Diputación de Zaragoza concedió a Médicos del Mundo en Palestina una ayuda de 40.000 euros para que puedan seguir desarrollando el trabajo que iniciaron ya el año pasado con el respaldo de la institución provincial. Gracias a esta contribución, esta entidad humanitaria puede trabajar en ocho comunidades beduinas de las zonas de Jerusalén Este y de la Gobernación de Jericó. Bajo administración israelí, tienen graves dificultades para acceder a servicios sanitarios a causa de la ocupación israelí.

Médicos del Mundo cuenta sobre el terreno con un equipo de catorce profesionales con una amplia gama de perfiles, que van desde la coordinación de proyecto y la consejería técnica en aspectos de salud mental hasta psicólogos o trabajadores sociales, pasando por personal administrativo y de logística. Además, el voluntariado colabora de manera permanente en aspectos de comunicación y asuntos como la equidad de género. Puntualmente también llega personal sanitario voluntario de refuerzo que, en estancias de corta duración, colabora para prestar asistencia quirúrgica directa en Gaza.

Este equipo humano es el encargado de sacar adelante el proyecto financiado por la DPZ, que consiste en proveer la asistencia sanitaria que requirieren las poblaciones beduínas, y que no puede proporcionar la autoridad palestina. Lo hace de la mano de un socio local, Al Islah, que lleva trabajando más de veinte años en la zona, acercando la atención primaria a dichas comunidades a través de clínicas móviles.

Desde ellas se presta atención psicosocial individual, familiar y comunitaria en situaciones de emergencia y se ofrece atención médica primaria y primeros auxilios psicológicos. En caso de no poder prestar la atención adecuada en las clínicas móviles, los casos se derivan a los servicios adecuados. Además, la oenegé también forma a profesionales sanitarios y de salud mental en primeros auxilios psicológicos y en sistemas de autocuidado. Lo hace principalmente con al alumnado de la Universidad Abierta de Jerusalén.

Pero la labor de Médicos del Mundo no se restringe al ámbito sanitario. También se trabaja en el refuerzo de la resiliencia de comunidades en riesgo de situaciones de emergencia, tales como las amenazas de demolición sobre hogares e infraestructuras por parte de Israel. Además, también promueve la movilización del grupo interparlamentario de Palestina en España para incentivar actividades de incidencia política.

El dinero proporcionado el año pasado por la DPZ, otros 40.000 euros sirvió para financiar seis meses de trabajo. Ahora, «tras un pequeño parón navideño necesario para coger energía», explica Velasco, «estamos realizando las tareas de arranque» para el nuevo proyecto del 2019. Una nueva dosis de poción mágica para estas poblaciones que resisten.