Los delitos de odio aumentan cada año en la Unión Europea, tal y como muestran las estadísticas de diferentes instituciones. Nuevas formas de violencia de diferentes tipos aparecen potenciadas por el discurso del odio hacia el otro que vehículan partidos políticos, medios de comunicación y colectivos ciudadanos.

En el periodo 2012-2015, tal y como constata en una investigación el think tank Demos, los mensajes racistas aumentaron un 4.800% en las redes sociales. Personas migrantes, refugiadas, de etnia gitana, musulmanas o judías reciben cada vez más ataques en nuestras calles, periódicos o discursos políticos.

Pero, ¿qué son exactamente los delitos de odio? ¿Qué aspectos jurídicos, sociales, culturales y políticos implican? ¿Qué se está haciendo desde las instituciones para prevenirlos y castigarlos? A todas esas cuestiones y a muchas más se dan respuesta en el último número de la revista Tiempo de Paz, editato por el MPDL y coordinado por Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia.

-¿Han constatado ustedes un aumento de los delitos de odio en España?

-En el Informe RAXEN del Movimiento contra la Intolerancia hemos registrado unos 500 incidentes relacionados con los delitos de odio, distribuidos por todas las comunidades autónomas, en especial en elPaís Valenciano, Cataluña y Madrid, y todas tienen incidentes; no obstante estimamos que se producen entre 4.000 y 6.500 anuales, y solo se denuncian un 20%. No existen estadísticas fiables pero nuestra impresión es que só, en especial vía redes sociales e internet

-¿Es el caso de España un fenómeno aislado, o sucede algo similar en toda la Unión Europea?

-En Europa, la situación se ha agravado enormemente, tanto en internet como en agresiones directas. Solo hay que ver los datos en Gran Bretaña, con 60.000 incidentes registrados, o en Alemania, con más de 24.000. El Brexit y el resurgimiento del nacionalismo xenófobo está suponiendo un caldo de cultivo para numerosas agresiones, en especial a inmigrantes y refugiados.

-¿A qué se debe este repunte?

-Las guerras, la crisis económica, el nacionalismo agresivo, todo ello aderezado con el discurso de odio que viaja sin ningún tipo de freno por las redes sociales y en internet vía medios digitales, foros y sites diversos, todo ello está alimentando una situación que califico de tsunami de xenofobia que a su vez se concreta en políticas institucionalizadas peligrosas.

-¿Quiénes son las principales víctimas de los delitos de odio?

-Especialmente inmigrantes, refugiados, gitanos, musulmanes, judíos, homosexuales, transexuales, personas sin hogar, y otros colectivos, incluidas entidades de derechos humanos y demócratas, son víctimas de fanáticos y grupos que hacen de la intolerancia su bandera.

-¿Han constatado algún cambio o evolución en el perfil de las víctimas o en la naturaleza de los delitos y agresiones?

-No. Se repiten los mismos que hace 25 años. Hay asaltos ahora y antes a centros de refugiados en Alemania, ataques a gitanos en Hungría, antisemitismo en Francia y ataques a inmigrantes en muchos países, pero en especial en Gran Bretaña. Lo novedoso es el discurso de odio que se expande por las redes e internet con gran potencia

-¿Puede trazarse un perfil tipo de quienes cometen este tipo de delitos?

-Hay acciones individuales pero no son las más significativas. Lo que se extiende es la acción organizada de grupos racistas y neonazis en todos los países, con una conexión muy potente a nivel internacional, y compartiendo espacios ultras en los campos de fútbol, música de odio y adoctrinamiento en fondos documentales virtuales.

-¿Hasta qué punto internet y las redes sociales están haciendo de amplificadores de este fenómeno? ¿Están llevando los delitos de odio a una dimensión sin precedentes?

-Esto es lo más grave, hasta el punto que las instituciones europeas, todas, y la ONU, llaman a los gobiernos a reaccionar. Incluso hay presión a las plataformas de servicios, Twiter, Facebook, Google... Y amenazas de gobiernos como el alemán de implementar multas de 50 millones de euros. No obstante, están en EEUU, y la primera enmienda de su constitución protege una libertad infinita, dando cobertura a la libertad de agresión.

-¿Existen algunos ámbitos en los que los delitos de odio estén resultando especialmente preocupantes?

-Crece la islamofobia de género, en especial tras los atentado terroristas de ISIS y otros grupos. Las mujeres con el velo son muy visibles. La xenofobia camina junto a la islamofobia en toda Europa, y su justificación se proyecta inclusoen los resultados electorales. La transfobia, por visibilidad, y la aporofobia -miedo a los pobres-, configuran los objetivos más reiterados.

-¿Es la legislación española la apropiada para hacer frente a los delitos de odio?

-Es necesaria una Ley Integral de Delitos de Odio que mejore un poco más el código penal, y que también consolide las fiscalías y políticas de prevención, sensibilización, educación y formación de manera integral en la sociedad y las instituciones. Echamos en falta más apoyo a víctimas y a sus oenegés, una mayor sensibilidad judicial y una mejor depuración de la naturaleza de estos delitos por los agentes de seguridad en todos los niveles y ámbitos.

-¿Y la aplicación de la ley, es eficaz?

-No del todo. Hemos avanzado pero no va bien. No se denuncia, hay desconfianza y falta apoyo a las víctimas de los delitos de odio que siguen siendo las más olvidadas, así como un reclamo a la sociedad de reproche frente a estas conductas. Hay camino que andar pero estamos mucho mejor que en la mayoría de países europeos.

-¿Echa de menos algún otro tipo de medidas extrajudiciales para hacer frente a este fenómeno en alza?

-Falta de manera inmediata implementar un plan integral contra los delitos de odio y una oficina nacional que coordine los esfuerzos dispersos, que son muchos desde hace tres o cuatro años. No hay tiempo que perder, la mundialización de la intolerancia avanza y el tsunami podría llegar a España. Y desde internet recibimos sus avisos.