Más de una decena de civiles perdieron la vida este lunes en el noroeste de Siria y se suman al centenar de víctimas mortales de esta semana especialmente sangrienta, que pone en duda la eficacia del acuerdo entre Rusia y Turquía que desde octubre había protegido el último bastión rebelde del país. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, once personas, incluidos dos niños, fallecieron el sábado por bombardeos de la aviación siria contra la población de Ariha, en el sur de la provincia de Idlib, controlada casi por completo por grupos armados opositores. Otro niño murió por los ataques aéreos en las afueras de Kafr Auid, también en Idlib, donde no ha dejado de golpear el gobierno.