Celebramos el quinto aniversario de la encíclica social del papa Francisco, ‘Laudato si’. Con ella, el Papa trató «especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común». Porque, si ya en el 2015 era evidente, la actual pandemia nos ha confirmado que en nuestro mundo todo está conectado. Lo que hacemos, las decisiones que tomamos, acertadas o no, afectan al resto de seres con los que compartimos la casa común, nuestro planeta. Por eso, es un momento inmejorable para reconocer la importancia de nuestras opciones y acciones en la creación de un mundo justo, solidario y fraterno.

La crisis ecológica es una crisis ambiental caracterizada por la contaminación, la escasez de recursos, el cambio climático, la desaparición de la biodiversidad. Pero también es una gran crisis social y económica, donde crece la desigualdad, la pobreza, la vulnerabilidad, sobre todo entre los pueblos más empobrecidos del sur global.

Sabemos que la salud del planeta es nuestra salud, y que no podemos vivir sanos en un planeta enfermo. Tomar conciencia de que todo está conectado y de que el deterioro medioambiental está directamente relacionado con nuestra vulnerabilidad ante las epidemias o los desastres, nos convoca a todos -personas y grupos de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, sector privado y estados- a abrazar con valentía un cambio sistémico, desde las claves del bien común, el sentido de comunidad y la igualdad de derechos; la entrega, el cuidado, el apoyo mutuo y la solidaridad universal.

Manos Unidas es la oenegé de la iglesia católica en España. Desde hace más de 60 años venimos acompañando a las comunidades más vulnerables del planeta en su lucha por lograr condiciones de vida más dignas y humanas. Durante estos años, además, hemos sensibilizado, concienciado, movilizado y animado a la acción a la sociedad española a través de la educación para el desarrollo.

Deseamos que, en la salida de esta, o de cualquier otra crisis, el actual grito de «juntos vamos a conseguirlo»--- nunca se olvide, especialmente para los pueblos del mundo en situación de mayor vulnerabilidad. Hoy, todos somos y nos sentimos vulnerables y eso debe unirnos en una humanidad que busca un futuro más sostenible y humano, más fraterno. Esa es la esperanza que nos impulsa.