DDe momento es solo un documento cargado de buenas intenciones, sin ningún compromiso vinculante, pero es un buen punto de partida, dada la necesidad imperiosa de mantener la solidaridad internacional en estos momentos de profunda crisis global. Las diecisiete comunidades autónomas de España, independientemente de su color político, han suscrito una declaración conjunta para impulsar la cooperación al desarrollo como respuesta a las consecuencias de la pandemia de covid-19.

Y es un buen punto de partida porque existen recientes precedentes que podrían llevar a pensar que la tendencia acabe siendo la contraria. Tras la crisis financiera del 2008, unos de los primeros recortes presupuestarios recayeron sobre las partidas destinadas a la ayuda internacional. Cuando más falta hacían, los fondos destinados a la cooperación al desarrollo menguaron de tal forma en todos los niveles de Administración que, en algunas instituciones, prácticamente desaparecieron.

Más de una década después, cuando todavía no se habían recuperado los porcentajes de inversión anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria, el temor a los recortes sobrevuela de nuevo, proyectando su sombra sobre las partidas de cooperación.

Es en este contexto en el que hay que interpretar el valor del manifiesto de las autonomías en respaldo a las políticas de cooperación, que cobrarán una especial relevancia en el escenario posterior a la crisis sanitaria. Con él se comprometen a promover acciones que contribuyan a la reestructuración social tras la pandemia.

Aragón se ha sumado esta declaración conjunta, que lleva por título De la crisis se sale cooperando. En ella, los principales actores de la cooperación descentralizada en el Estado español acuerdan «promover el desarrollo sostenible en un mundo complejo, cambiante e interdependiente, que sitúe en el centro el bienestar y una vida digna para todas las personas y las futuras generaciones». Así, se establece un objetivo común para todas comunidades autónomas, al margen de su signo político, y para nueve fondos autonómicos de cooperación, que se comprometen a implementar políticas que tengan en cuenta los principios recogidos en este decálogo y que ayuden «a garantizar un presente y un futuro sin dejar a nadie atrás».

No en vano, la emergencia sanitaria ha supuesto un cambio importante en los hábitos de vida y las relaciones sociales, poniendo al límite al planeta. «Esta pandemia ha puesto de manifiesto que todos aquellos valores que promueven la cooperación internacional, las políticas de solidaridad y el codesarrollo están en el epicentro mismo de la vida; los cuidados, la sostenibilidad, la equidad, la igualdad, el acceso a servicios públicos de calidad y el acceso a un buen sistema sanitario que nos proteja», asegura la directora general de Cooperación al Desarrollo e Inmigración del Gobierno de Aragón, Natalia Salvo.

Es por ello, continúa, que «nos unimos en una única voz para remarcar la importancia de seguir apostando por estos valores no solo para hacer frente a la pandemia, sino también para la reconstrucción socioeconómica posterior».

Desde la colaboración multilateral se propone fomentar la transferencia del conocimiento acumulado, poner la ciencia, la investigación y las tecnologías digitales al servicio del bien común, ya que se revelan como auténticamente trasformadoras «y por ello debemos garantizar su accesibilidad y buen uso para todas las personas».

Cobran especial relevancia las alianzas entre diferentes actores, desde gobiernos hasta entidades locales, sector académico y sociedad civil organizada. Asimismo, se pone el foco en la revalorización de los bienes públicos globales, las consecuencias del cambio climático o las causas de las grandes migraciones.

La apuesta decisiva por la Agenda 2030, la defensa de los derechos humanos y la rendición de cuentas forman parte también de los acuerdos a los que se ha llegado con esta declaración conjunta institucional por la que «las comunidades autónomas y entes locales apostamos por consolidar alianzas y consensos políticos y sociales» que permitan seguir invirtiendo en cooperación tras el impacto que el covid-19 ha tenido en las diferentes sociedades.

«Queremos reivindicar que de esta crisis solo podemos salir cooperando entre todas y todos, teniendo siempre en el frontispicio la defensa de los derechos humanos, las libertades de todas las personas y sin dejar a nadie atrás ni aquí ni en ningún otro rincón del mundo», concluye Salvo.

Con motivo de esta declaración, las distintas comunidades llevan desde la semana pasada difundiendo por las redes sociales el decálogo, junto a las acciones que cada institución en particular va a realizar en el ámbito de la cooperación en los próximos meses.

En el caso de Aragón, se está elaborando la I Estrategia de Acción Humanitaria 2020-2023, que previsiblemente estará terminada a mediados de este mismo mes. Asimismo, se ha activado el Comité Autonómico de Emergencia, que ha hecho un llamamiento a las oenegés para que presenten sus proyectos de atención a las consecuencias del coronavirus, que recibirán hasta 150.000 euros de financiación.