Un safari de lujo por Kenia puede ser toda una experiencia inolvidable. Para Gustavo Rodríguez y su familia sin duda lo fue, pero no por el maravilloso espectáculo de naturaleza y fauna salvaje, sino por la población keniata de Masai Mara, que se instaló para siempre en sus corazones.

En el año 2015, Gustavo, un dentista zaragozano, su mujer Ana y sus tres hijos, tuvieron el golpe de suerte que iba a cambiar sus vidas para siempre: ganaron un sorteo cuyo premio consistía en un safari a la reserva natural de Masai Mara con todos los gastos pagados.

La familia se dispuso a pasar una semana inolvidable en Kenia. Tras cinco días de turismo, Ana le pidió a su guía turístico Denis, quién se volvería indispensable para su proyecto y para ellos, que les enseñara algo más que «lo estrictamente establecido para los turistas». «Queríamos ver cómo vivía realmente la gente de allí. Así que Denis nos llevó a conocer los poblados. Sin duda ese fue el hecho que nos llevó a iniciar nuestro proyecto», recuerda Ana.

Una vez que regresaron a España, la semilla de Kenia se había instalado para siempre en las conciencias de Gustavo y Ana, así que comenzaron a dar vueltas a la posibilidad de prestar algún tipo de ayuda humanitaria: «Nos impactó mucho la realidad que nos encontramos. Queríamos contribuir de alguna manera y en un primer momento se nos ocurrió envíar a los colegios material escolar. Pero como Gustavo es dentista, se nos encendió la bombilla: llevar atención dental a Masai Mara». Así nació el proyecto Una sonrisa en Kenia.

Los siguientes meses fueron de duro trabajo: contactar con asociaciones, hacer campañas, recaudar fondos… El principal objetivo era brindar asistencia gratuita, ya que los poblados tienen más de 50 kilómetros de distancia hasta un centro médico, además de no tener ningún recurso económico ni transporte.

Gustavo y Ana involucraron a su círculo más cercano para conseguir financiación. Contactaron con la oenegé Africa Foundation, que les ha estado ayudando durante todo el proyecto y que cedieron el espacio para montar una primera clínica. A través de diferentes fiestas solidarias, consiguieron recaudar todo el material necesario para montar la unidad portátil con un sillón dental e instrumental básico.

Una sonrisa en Kenia estaba en marcha. La familia emprendió su segundo viaje a Masai Mara el 4 de enero de 2019, esta vez cargados con todo el material. Al día siguiente, pusieron a punto la clínica y comenzaron a recibir a sus primeros pacientes. Durante siete días, ofrecieron asistencia dental a unas 20 personas por día. «La población es muy hospitalaria, ellos viven muy felices. Se sintieron plenamente agradecidos con nosotros desde el primer instante. Y son muy duros, no se quejaron en ningún momento por las intervenciones dentales», cuenta Ana.

Los niños reciben en la escuela talleres de concienciación sobre higiene dental. Desde el proyecto, también proporcionaron a los escolares cepillos y dentífrico, pero «no hacemos nada con eso, ya que cuando esa pasta de dientes se les termina, no tienen dinero para comprar más, entonces utilizan unas ramas con sabor a menta para limpiarse», señala el doctor Rodríguez.

Además de esta necesidad en la población infantil, las principales actuaciones dentales que realizaron son las limpiezas de boca, los empastes de caries, la reconstrucción de dientes y el tratamiento de infecciones. «Los adultos tienen muchas manchas internas en los dientes porque no beben agua limpia, el agua lleva arena. Los dientes porosos filtran todas esas sustancias y se quedan manchados», explica el doctor.

Tanto Ana como Gustavo se dieron cuenta de que acudir una temporada allí a tratar a los pacientes no iba a ser la mejor solución, ya que cuando ellos regresaran a España el problema iba a seguir persistiendo. Pero una vez más, tuvieron un golpe de suerte: Africa Foundation se ofreció a terminar las obras de una clínica que se comenzó a hacer años atrás en Emotuto, una población en la colina desde donde se puede ver toda la reserva Masai Mara, y de la que solo se conservaban los cimientos. El gobierno keniata también se hizo eco del proyecto y se comprometió a dotar la clínica con un dentista permanente. El centro ya está terminado y en los próximos meses recibirá a sus primeros pacientes. Está previsto que la clínica de Emotuto dé asistencia a siete poblaciones con más de 4.000 habitantes.

Ahora, se han abierto nuevos horizontes para Una sonrisa en Kenia, como donar una ambulancia que pueda completar la asistencia médica de los poblados, muy alejados entre sí y de los núcleos principales y con vías de comunicación muy precarias, en caso de urgencia. Masai Mara ya recibe atención dental gratuita gracias a esta familia zaragozana, que seguirá trabajando por conseguir sus próximos objetivos.