Hacer sentir la música a las personas con discapacidad auditiva como nunca lo han hecho antes. Esa es la finalidad de Musense, una iniciativa tecnológica y social desarrollada por cinco estudiantes de 3º de Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto en la Universidad de Zaragoza.

Sara Fernández, Julia Morer, Paloma Heras, Pablo Pérez y María Pedrosa son cinco apasionados de la música, «un medio de comunicación universal que permite expresar cualquier emoción y para todos es sumamente importante», expone esta última. «Nuestra idea surgió de una vivencia que compartí con un grupo de niños sordomudos en talleres de danza. Esto me hizo reafirmar el poder que tiene la música para estas personas», añade.

En España hay más de un millón de personas con discapacidad auditiva, que encuentran dificultades para escuchar y comprender la música, los cual «supone un mayor esfuerzo para expresar o entender sus emociones», señala Pedrosa.

El empujón definitivo para poner en marcha su proyecto se lo dio la posibilidad de participar en BBVA Challenge, un concurso que forma parte de un programa gratuito de formación en técnicas de emprendimiento. El pasado fin de semana se celebró la final y, aunque no ganaron, quedaron entre los seis primeros equipos clasificados, tras pasar varias cribas y eliminatorias entre 250 competidores. Este año, el tema del concurso era la resolución de problemas de cualquier ámbito usando la música como herramienta.

«Empezamos a pensar todo lo que significaba para nosotros la música y el impacto que tenía en nuestras vidas. Y nos dimos cuenta de que lo más importante era transmitir emociones y sensaciones, pero que había una parte significativa de la población que no podía acceder a eso que para nosotros era fundamental, pues a todos los que formamos el equipo nos cuesta mucho concebir un mundo sin música», explica María. «Por eso, ahí vimos una gran oportunidad de impacto social, si éramos capaces de llevar a todo el mundo algo que para nosotros es importantísimo», apostilla.

Así que se pusieron manos a la obra para desarrollar un primer prototipo funcional con sus propios recursos, a base de motores de móviles viejos y una placa electrónica programable. El producto está formado por 15 pulseras de vibración interconectadas mediante bluetooth y colocadas por todo el cuerpo. «Aunque existen tecnologías similares, nunca se han empleado en este ámbito», puntualiza Pedrosa.

Con sus conocimientos musicales e informáticos, los cinco emprendedores veinteañeros que componen Musense han creado un programa que traduce la música a vibraciones. «Lo que hacemos es coger una canción, analizarla y descomponerla en impulsos. Estos los enviamos a las diferentes pulseras y así creamos una coreografía de vibraciones por todo el cuerpo, sincronizada con la canción», detalla esta estudiante de Ingeniería.

Estas pulseras hacen sentir la música «sin utilizar el canal auditivo, a través del medio táctil como nueva entrada de sensaciones. De esta manera, creamos una nueva experiencia musical que puede llegar a todo el mundo, eliminando barreras y limitaciones».

Cuando empezaron con Musense, afirma María, «éramos conscientes del valor social que tenía este proyecto, y además, con la ilusión e implicación de la gente a la que se lo hemos expuesto, hemos descubierto que su alcance es muchísimo mayor de lo que creíamos», confiesa.

«Gracias a todo el apoyo y la formación que hemos recibido en estos meses, el proyecto está en un punto clave», asegura. Tienen el conocimiento necesario para triunfar. Ahora solo falta que un inversor confíe en ellos para hacer realidad una revolución para los más de 466 millones de personas que viven con discapacidad auditiva en el mundo.