El taller ocupacional gracias al que las mujeres residentes en el albergue han podido crear la felicitación navideña que va a usar la Consejería de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza es fruto de la colaboración entre las áreas municipales de Igualdad y de Servicios Sociales Especializados.

Esta cooperación nace a su vez de la confluencia de los planes de igualdad y de sinhogarismo que el Gobierno de Zaragoza ha presentado este mismo año. «Pero desde donde tiene que funcionar esta transversalidad es desde la vivienda, ya que este es el principal problema que tienen estas mujeres, porque en la calle están inseguras, y la dificultad del albergue es la temporalidad», opina Charo Jiménez, directora de este recurso residencial para personas sin hogar.

Para Mari Carmen Aznar, una de las voluntarias del taller, y que hasta su reciente jubilación trabajó en el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza, «estas mujeres tienen unas dificultades mucho más graves que otras en el terreno de la desigualdad y de la violencia de género. No tienen de nada, por no tener no tienen ni techo. Yo he trabajado con mujeres en prisión y se me hace mucho más duro trabajar con ellas porque todavía son más vulnerables que las que están en la cárcel», sostiene.

«Como servicio social especializado, lo que exigimos al Servicio de Igualdad es que se monte un programa de intervención desde la violencia de género y desde la vulnerabilidad y la desprotección que sufren las mujeres sin hogar», agrega Jiménez. La situación de sinhogarismo para las mujeres suele llegar «acompañada por muchas otras cosas: violencia, drogas, alcohol, problemas de salud mental… Así que cuando acuden a los recursos de emergencia o de acogida para mujeres del Servicio de Igualdad, estas no cumplen los requisitos para estar en esos programas. Hablamos de una triple vulnerabilidad: por ser mujeres, por estar más expuestas a sufrir cualquier tipo de violencia y por no tener hogar. Nadie las ve y nadie se preocupa por ellas».