La ciudad de Zaragoza lleva muchos años haciendo un esfuerzo para alcanzar el título de Ciudad por el Comercio Justo, acreditación que obtendrá mañana, día 11 de mayo. Cientos de tiendas, establecimientos de hostelería, centros educativos, asociaciones, empresas, entidades del sector público, oengés, y el propio Ayuntamiento de Zaragoza, han hecho una apuesta por poner en práctica hábitos de consumo responsable a través de la compra de productos de comercio justo para contribuir a un desarrollo sostenible, principalmente en países empobrecidos del sur.

Para conseguir este título, que ostentan municipios como Madrid, Córdoba o Bilbao entre otros, la ciudad de Zaragoza ha tenido que cumplir cinco criterios. El primero de ellos ha sido aprobar una resolución a favor del comercio justo y del consumo de este tipo de productos por parte del ayuntamiento.

La Declaración de apoyo y compromiso institucional con la Compra Pública Ética y el Comercio Justo fue aprobada en pleno en el año 2009, y los datos recientes arrojan las siguientes cifras: la Administración municipal ha realizado 14 contratos públicos y 7 compras y contrataciones directas en los que se han considerado criterios de comercio justo.

El siguiente de los cinco criterios con los que ha tenido que cumplir Zaragoza para obtener la acredicación como Ciudad por el Comercio Justo es el de ofrecer productos elaborados y distribuidos bajo esos estándares en cafés, restaurantes y tiendas de la localidad.

De hecho, en Zaragoza existen al menos 46 puntos de venta donde se ofrecen productos de comercio justo, y al menos 75 establecimientos de hostelería (cafeterías, máquinas de vending y restaurantes) cuentan con este tipo de productos.

Un tercer elemento con el que ha tenido que cumplir la ciudad para obtener el título es el compromiso del sector privado local, de organizaciones de la sociedad civil y de la comunidad educativa, introduciendo este tipo de productos en su consumo interno.

Al menos 7 organizaciones sociales, 7 empresas y 12 centros educativos mantienen el compromiso de apoyar el comercio justo, consumen productos de forma habitual y/o favorecen un consumo responsable a través de campañas.

El cuarto elemento sobre el que se sustenta la acreditación que recibirá Zaragoza es la comunicación y sensibilización a la ciudadanía. En el último año se han realizado 25 acciones de comunicación y 41 de sensibilización a diferentes sectores de la ciudad, empezando por la ciudadanía y siguiendo por la propia Administración municipal, la comunidad educativa, las organizaciones de la sociedad civil y las asociaciones de consumo entre otras.

El quinto criterio necesario para que se acredite a Zaragoza como Ciudad por el Comercio Justo ha sido la creación de un grupo de trabajo que coordine el programa. La capital aragonesa cuenta con un grupo de trabajo local desde enero del 2017, formado por oenegés y el propio ayuntamiento, al que paulatinamente se irán incorporando más actores.

Con este paso, Zaragoza celebra que otro mundo es posible. Pero también hay que denunciar un sistema económico que no hace sino aumentar y perpetuar la injusticia y desigualdad global. Un sistema donde un 1% de la población mundial posee más de la mitad de la riqueza global, mientras que el 80% de la población apenas alcanza el 6%. Un sistema en el que las mujeres, generadoras del 80% de la producción de alimento, apenas poseen el 30% de la tierra. Un sistema que mantiene esclavizado a 21 millones de personas, 9 de ellos niños y niñas, en sectores como la agricultura y en textil. Un sistema donde, para 275 millones de trabajadores y trabajadoras, tener un empleo ya no significa poder tener una vida digna.

¿Qué es el comercio justo?

Queremos celebrar que es posible cambiar esta economía injusta, esta economía de la acumulación y de exclusión, por otra de la inclusión, de la distribución, de los derechos y cuidados, de la justicia e igualdad.

El comercio justo es un movimiento internacional formado por organizaciones de diferentes países del sur y del norte que nació con el doble objetivo de mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las injustas reglas del comercio internacional. La principal novedad es que las organizaciones del Norte no se limitan a transferir recursos para crear infraestructuras, capacitar o prefinanciar a los grupos productores, sino que participan activamente en la comercialización mediante la importación, distribución o venta directa al público. Además, realizan una importante labor de denuncia y concienciación.

El comercio justo se sustenta sobre 10 principios. El primero de ellos es la la creación de oportunidades para productores con desventajas económicas. El segundo es la ransparencia y responsabilidad. El tercero hace referencia a unas prácticas comerciales justas. El cuarto asegura el pago de un precio justo. El quinto garantiza la ausencia de trabajo infantil y trabajo forzoso. El sexto principio se refiere al compromiso con la no discriminación, equidad de género y libertad de asociación (sindical). El séptimo trata de asegurar buenas condiciones de trabajo. El octavo se refiere a facilitar el desarrollo de capacidades. El noveno habla de la promoción del comercio justo. Y el décimo se centra en el respeto por el medio ambiente

El comercio justo va más allá del intercambio: demuestra que una mayor justicia en el comercio mundial es posible. También resalta la necesidad de un cambio en las reglas y prácticas del comercio convencional y muestra cómo un negocio exitoso puede también dar prioridad a la gente.