"No hay dos y tres, república otra vez" gritaban los más de 5.000 republicanos que ayer exigieron en Zaragoza un referendo para decidir el futuro de la democracia. El anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos se convirtió ayer en una inyección de adrenalina y esperanza para los republicanos que sienten que, ahora sí, rozan con los dedos la posibilidad de derrocar un régimen que "nadie eligió". "El Rey es la última jugada del régimen" decía Merche Gracia rodeada por su bandera y "es cuestión de tiempo de que la gente se de cuenta de que es una lacra".

El eco de la palabra re-pú-bli-ca empezó en la plaza España, punto de encuentro, tuvo sus redobles en la calle Alfonso y resonó en la plaza del Pilar durante más de una hora. Ayer era el día de "dejar de ser súbditos de las coronas y ser ciudadanos", dijo el portavoz de la marea ciudadana, Jorge García, en la lectura de un manifestación interrumpida de forma constante por aplausos y vivas a la república. "Venimos a advertir que somos mayores de edad y tenemos derecho a decidir si monarquía o república", añadió. Para los manifestantes la consulta del pueblo es algo más que una decisión, "es una manera de plantar cara al bipartidismo y a la Troika", aseguraba Fidel Oliván.

Pero en la manifestación, convocada en toda España, había mayores de edad, niños pequeños y octogenarios que un día vivieron y lucharon por lo que ahora gritan. Era el caso de Miguel Ángel Clarimón y José Boira, nacidos en 1932. Piden una república, pero con un matiz: que sea justa. "Tiene que aceptar todas las filosofías e ideologías", pero no "lo que hay en la Casa Real".

EL FUTURO

"Hay dos Españas, la que cree que la legitimidad se hace cada cuatro años y la que cree que se hace todos los días", reflexionó Fidel. Pedro Blasco estaba convencido de que eso de Mañana, España, será republicana no se cumplirá con un Gobierno popular que tiene mayoría absoluta aunque, advirtió que dentro de un año y medio, "cuando la izquierda más radical llegue al poder, sí se logrará".

En una plaza del Pilar abarrotada, con miles de personas --y un elefante-- saltando al compás de "Borbón el que no bote" se criticó que el régimen está "obsoleto" y que la Jefatura de Estado no puede ser hereditaria. La consulta del pueblo que ayer se exigió en Zaragoza, Huesca y Teruel no deja de ser una "opinión en un estado democrático". Y si para ello hay que cambiar la Constitución, "que se haga", dijeron.