La comisión del 11-M aprobó ayer por unanimidad la propuesta de su presidente, Paulino Rivero, de inaugurar un nuevo formato con la comparecencia de las víctimas del terrorismo, que se producirá hoy a puerta cerrada. Según el diputado canario, se trata de evitar que "su dolor sea expuesto a la presión mediática".

Sin embargo, a los portavoces de los afectados no les gustó la idea. Pilar Manjón, en representación de la Plataforma de Afectados por el 11-M, afirmó ayer tras reunirse con sus asociados que prefiere declarar "con luz y taquígrafos", y que sus opiniones sean retransmitidas en directo como lo fueron las de todos los comparecientes anteriores. Francisco José Alcaraz, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), se mostró "decepcionado" y atribuyó el formato a un intento de "callar la boca" a las víctimas. Ante esas objeciones, Rivero declaró anoche que los grupos revisarán la decisión de celebrar la sesión en privado si lo quieren los comparecientes.

El PNV añadió a la tensa situación la advertencia de que abandonará la comisión si el portavoz de la AVT realizar algún reproche al nacionalismo vasco.