Las gestiones de Carlos Fabra ante el Ministerio de Agricultura forzaron el cambio de las normas de autorización de productos fitosanitarios, lo que permitió a Vicente Vilar fabricar el plaguicida Abac. Fabra admitió en su declaración ante la juez de Nules que se reunió el 19 de julio de 1999 con el ministro Jesús Posada, en presencia del actual ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, y Miguel Prim, senador por Castellón y miembro entonces de la Comisión de Agricultura de la cámara.

Según una circular interna de ese ministerio revelada ayer por Vilar en una rueda de prensa, cinco días antes, la comisión técnica encargada de las autorizaciones aprobó "una propuesta de modificación de los criterios de evaluación". Era, dice el documento, la "solución encontrada" para superar "el obstáculo, muy importante", que suponían las normas anteriores y que habrían producido "una resolución denegatoria".

ELEMENTO NUEVO Habría sido la cuarta, pero ahora había un elemento nuevo. La autorización "probablemente no se habría producido sin las actuaciones de información y explicaciones a los representantes de otros ministerios en los días previos a la reunión" de la comisión técnica, dice la circular, que comunica la a- probación de "una propuesta de evaluación de la abamectina", base del Abac, "según los nuevos criterios".

En Agricultura estaba casi todo hecho, pero faltaba un "informe vinculante de la Dirección General de Salud Pública", a la que "se ha urgido por fax" que la enviara, sobre "los riesgos para las personas". El 19 de julio se reunieron Fabra y Posada. El documento, fechado el 7 de septiembre, concluye que Juan José Guitián, subdirector de Medios de Producción Agrícola, informó "por teléfono" de todo a Prim el día anterior, "haciéndole especial mención" de las "instrucciones recibidas": "agilizar al máximo los expedientes".

El producto se aprobó en octubre. Por las gestiones Vilar dice que pagó a Fabra 150.000 euros, que dio a su mujer, Amparo Fernández. Ambos negaron haberlos recibido.

JOYAS DEVUELTAS Fernández también negó en su comparecencia, el martes, haber aceptado dos relojes con los que Vilar quiso obsequiarles a ella y a su marido. La mujer de Fabra dijo que habían devuelto las joyas en secreto a la esposa del industrial porque querían parecer honrados y que Vilar no se ofendiera.