Tiempo de despedidas en el Partido Popular. Sólo 48 horas después de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, convocara unas elecciones generales para el próximo 14 de marzo en las que no será candidato, su antaño fiel escudero Francisco Alvarez-Cascos anunció ayer su "decisión personal e intransferible" de abandonar la política. Después de proclamar solemnemente que el 14-M no irá en las listas del Partido Popular, el ministro de Fomento, escoltado por su nueva novia, la galerista de arte María Porto, exigió "respeto" a su vida privada.

A sus 56 años, y tras un cuarto de siglo en las filas de Alianza Popular y el PP, Alvarez-Cascos cerró ayer su carrera política en Asturias, donde se educó y ocupó su primer cargo público. El escenario elegido fue la Delegación del Gobierno, en Oviedo. Le acompañaron su actual compañera sentimental y tres de sus seis hijos: Icíar, Elena y Pablo, nacidos de su primer matrimonio.

LA "HIPOCRESIA" DE LOS MEDIOS "En nombre propio y en el de los míos sólo pido respeto para la vida privada", subrayaba el comunicado que el ministro de Fomento leyó sin aceptar preguntas de la prensa, a la que atacó por vulnerar su privacidad: "Mi conducta ha estado siempre reñida con la hipocresía, esa cualidad tan delicadamente protegida por una mayoría de medios de comunicación que, aprovechándose de los más bajos instintos de la gente, divulgan habitualmente insinuaciones calumniosas o violan, sistemáticamente, las fronteras de la intimidad".

En las últimas semanas, Alvarez- Cascos ha sido pasto de las revistas del corazón tras separarse de su segunda esposa, Gemma Ruiz, y objeto de polémica por las obras de arte que el Ministerio de Fomento ha comprado a la galería que dirige su nueva novia.

Estas vicisitudes, junto a su alejamiento del partido, le han animado a cumplir el compromiso, adquirido hace dos años, de dejar la política al mismo tiempo que José María Aznar. Y ello pese a que el sucesor y candidato del PP a la Moncloa, Mariano Rajoy, pretendía que encabezara de nuevo la lista del PP en Asturias para reforzar la imagen de unidad del partido. El propio Rajoy confirmó ayer que contaba con Alvarez- Cascos para las listas electorales y calificó de "brillante" su gestión. El secretario general del PP, con todo, restó importancia a su retirada: "Unos se van y otros vienen".

De su voluntad de "dar un paso atrás" Cascos había dado cuenta a Aznar, Rajoy y a Angel Acebes, presidente del comité electoral del PP. Cascos justificó ayer su retirada por "fidelidad" a la palabra dada, pero también insinuó su desapego hacia el proyecto de Rajoy al sentenciar que "las principales promesas del PP" están ya "cumplidas o en irreversible proceso de cumplimiento". Tras glosar los logros del Partido Popular, agradeció las distinciones recibidas y fustigó a sus detractores, cuya labor tachó de "inquisitorial y sectaria". Significativamente, de sus labios no salió ni una sola palabra de agradecimiento para Aznar o la cúpula de los populares. "Sólo busco el reconocimiento de los míos", admitió el político, para concluir que se va "con las manos limpias y la cabeza alta".

EL "GENERAL-SECRETARIO" El declive político de quien fuera durante una década secretario general del PP --rebautizado como "general-secretario" por la severidad con que ejercía el mando-- empezó a fraguarse en 1998, cuando era vicepresidente primero del Gobierno de Aznar.

Entonces, su incomodidad con el giro centrista anunciado por Aznar, unida a la polémica suscitada por la pomposo matrimonio que contrajo en Córdoba con Gemma Ruiz le llevaron a anunciar que no repetiría como secretario general del PP. Su distanciamiento de Aznar no impidió que en las elecciones del 2000 encabezara la lista del PP por Asturias, ni que, una vez apeado de la vicepresidencia, asumiera la cartera de Fomento. Siempre polémico, Cascos llegó a cuestionar públicamente la retirada de Aznar y a atacar a Javier Arenas por compaginar la vicepresidencia del Gobierno con la secretaría general del PP. Y es que, aunque no siempre lo diga con claridad, Cascos se ve como el guardián de las esencias del PP, y le irrita la obsesión por los cargos que tienen muchos de sus correligionarios.

EPISTOLA MORAL Ayer mismo dejó entrever este resquemor al citar un verso de la Epístola Moral a Fabio , en la que Andrés Fernández de Andrada denunció el afán de poder que imperaba en el siglo XVII en la Corte del Corregidor en la Ciudad de México: "Más triunfos, más coronas dio al prudente / que supo retirarse, la fortuna, / que al que esperó obstinada y alocadamente".