La detención ayer de dos presuntos miembros de ETA que transportaban 506 kilos de cloratita y 30 de dinamita en una furgoneta, con intención de cometer un atentado en Madrid, es la quinta interceptación de vehículos con explosivos tras la ruptura del alto el fuego declarado en 1999. Aragón figura en la ruta por donde se introducen estos convoyes de la muerte .

El primero fue descubierto por la Guardia Civil el 20 de diciembre de ese mismo año, a su paso por Calatayud. La furgoneta interceptada estaba cargada con 950 kilos de explosivos y tenía como destino Madrid, donde ETA quería atentar.

El conductor de este vehículo era José María Novoa Arróniz, primer suplente de la lista de EH en las elecciones municipales al ayuntamiento de Valle de Arana (Alava) en junio de ese año. Dos días más tarde, fue localizada una segunda furgoneta-bomba de ETA en las cercanías de Alhama de Aragón, con 688 kilos de cloratita y 50 de dinamita y se encontraba abandonado. Presentaba similares características a la anterior.

La localización de estas dos furgonetas en la comunidad de Aragón, con un total de 1.688 kilos de explosivos, constituyó una de las más importantes intervenciones de explosivos realizadas a ETA en su historia.

El 14 de agosto del 2000, la Guardia Civil localizó otro vehículo con 100 kilos de explosivos en una cuneta, en el kilómetro 52 de la carretera N-230, en el término oscense de Benabarre. La presunta etarra que conducía el vehículo tuvo que abandonarlo por una avería y, posteriormente, fue recogida por un motorista. Un vecino de la localidad alertó a los agentes, que procedieron a su explosión controlada al día siguiente.

Por último, el 9 de febrero de este año dos presuntos etarras, que transportaban 30 kilos de amonal y armas en una furgoneta, fueron arrestados en el suroeste de Francia después de tratar de eludir un control de aduanas.