Vías transitadas, zonas pobladas y llegada de activistas con cuentagotas. Cuando los primeros miembros de un Comitè de Defensa de la República (CDR) llegan al borde de una autopista, ya hace al menos 10 horas que el grupo ha planificado el lugar de encuentro. Y cuando arriba el resto del grupo a completar el corte que ha iniciado la avanzadilla, ha mediado una comunicación de mensajería telefónica aseverando que el corte es posible.

Son algunos de los detalles que se repitieron a comienzos de año, y también ahora, en los cortes de autopistas por parte de estos grupos independentistas. Fuentes de la Guardia Civil en Barcelona y de los Mossos d'Esquadra en el sur y el norte de Cataluña coinciden en identificar un patrón en la forma de actuar de los CDR en sus concentraciones sobre el asfalto de carreteras estratégicas.

Estos grupos no acuden a cunetas aisladas entre bosques o estepas. Suelen elegir tramos de autopista junto a áreas industriales o zonas comerciales, como en el caso de Sant Gregori (Girona), el Espai Gironès o L'Ampolla (Tarragona). Son preferibles si cuentan con un área amplia tras la entrada, donde dejar los coches particulares de los activistas. Comúnmente, los CDR no exponen sus propios coches en el corte de la carretera, los aparcan en las inmediaciones.

PARAR POCO A POCO

Concentrados ya en el punto de encuentro, caminan por el carril de aceleración de la salida del área de servicio o comercial hasta algún punto del borde derecho de la vía. Allí es donde, por lo que han apreciado las fuentes consultadas, reparten su presencia en dos momentos. En el inicial, suelen ser una veintena de jóvenes los que hace ondear esteladas y grandes ramas cortadas turbando el carril derecho y, sobre todo, haciéndose visibles a alguna patrulla de Trànsit de los Mossos. Luego llegará el grueso.

Cuando los agentes de tráfico detectan su presencia y la comunican a su central, se produce una curiosa actuación policial. Otra patrulla de Mossos alejada kilómetros antes del lugar -al menos dos salidas de autopista antes-, entra en la autopista y, encendiendo las luces de alarma y aminorando la velocidad de su coche, van desacelerando el tráfico que llevan detrás hasta pararlo.

No se trata de una colaboración con el sabotaje. Con esta medida, los mossos intentan evitar que resulte atropellado alguno de los republicanos, riesgo que consideran alto las fuentes consultadas, o algún accidente por alcance, peligro que consideran aún más alto. La medida, además, tiene el objetivo de dar seguridad a los mossos que estén más adelante cuando entren en la vía.

Los CDR irrumpen en la calzada cuando el tráfico ya ha aminorado mucho. Si en ese momento la zona de la acción está despejada, llamada al resto del grupo. Sobre el asfalto se mezclarán activistas embozados (a los que las fuentes consultadas consideran los más peligrosos) con un público más pasivo y, si se tercia, incluso personas mayores estelada en mano y bufanda amarilla al cuello. Es entonces cuando los iniciales 20 pueden llegar a 80, especialmente en peajes.

Los Mossos organizan la parada no solo con el objetivo de dar seguridad kilómetros más allá, sino también para dar salida al tráfico que viene detrás, "y evitar que se quede la gente atrapada, como ha pasado otras veces", explica un veterano de Trànsit. No vale cualquier salida: ha de ser alguna conexión de la autopista cortada con una vía grande o, si no, se producirá un tapón de tráfico, y un atrapamiento de facto de los conductores.

Los CDR conocen esa forma de actuar, confirman fuentes de la Guardia Civil, pero de momento no han saltado a un escalón superior de sabotaje cortando también las vías alternativas. Fuentes del instituto armado señalan diversos puntos preocupantes para futuras movilizaciones, entre ellos una rotonda clave en el acceso y evacuación del aeropuerto de El Prat.

ZONA HIRVIENDO

Las fuentes consultadas identifican tres áreas especialmente proclives a este tipo de acciones. A una de ellas la llaman coloquialmente "el bullit", haciendo un juego de palabras con el nombre del famoso restaurante El Bulli y la idea de que algo hierve. Es el triángulo formado por Figueres, Besalú y el extremo que forman Sarrià de Ter y Sant Julià de Ramis, de especial calor independentista: el primero es el pueblo que gobernó el actual presidente del Parlament, Roger Torrent; en el segundo tiene su casa el 'expresident' Carles Puigdemont.

Las otras zonas las forman, una, la línea de peajes Cardedeu-La Roca-Martorell, en torno a Barcelona; dos, el eje tarragonés entre la salida de Tortosa y L'Ametlla de Mar; y tres, el eje Sosses - Alcarrás, donde tienen fácil los CDR cortar a la vez la A2 y la AP2 en un punto estratégico de paso de camiones desde el interior de España.

A especialistas de la Guardia Civil les preocupa un peligro añadido en estas protestas de los CDR: posibles enfrentamientos de conductores airados con los independentistas, riesgo que consideran insuficientemente cubierto por sus colegas de la policía catalana. Desde ese cuerpo aseguran fuentes no oficiales que suele haber presencia de agentes de Información en los cortes más graves, que evalúan e informan a su central si sube la tensión en el lugar.