El avance electoral que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciará previsiblemente este viernes coge a los partidos en situaciones diversas. Los socialistas salen primeros, según las encuestas, pero la caída que estas pronostican para sus socios de Podemos dificultaría una suma de las izquierdas. Mientras, el PP busca reeditar el acuerdo andaluz con un tripartito de derechas con Cs y Vox, y los naranjas vetan cualquier pacto de futuro con el PSOE.

El PSOE, sin suma mágica

El PSOE va primero en la parrilla de salida a las elecciones generales pero con el vértigo de no tener aliados con los que sumar escaños suficientes para repetir en el Gobierno. Las encuestas internas que maneja le dan 120 diputados, lo que le consolidaría como el único gran partido, que dejaría atrás con claridad a PP y Ciudadanos, que se moverían en una horquilla de 80-90 parlamentarios. Sus estudios prevén una intensa caída de Unidos Podemos, algo que dispara la preocupación en los socialistas a pesar de la paradoja: el PSOE afrontó las anteriores elecciones con el miedo al pronosticado sorpasso de Pablo Iglesias y ahora se enfrenta a estos comicios con la convicción de que su sobrevenido aliado caerá estrepitosamente y no llegará a ser bisagra suficiente.

El drama, reconocen los socialistas, sería no movilizar al electorado progresista que se ha ido desencantando de ambos partidos y está dubitativo en la abstención.

El PSOE confía en sacudir a esos electores con la transversalidad del 8-M. El feminismo, la lucha contra las desigualdades de género y la violencia machista serán un tema clave en la campaña electoral que vinculará a la amenaza de una regresión en las políticas si Vox entra en un Gobierno de derechas. También apelará a los mayores, que siguen siendo el nicho esencial de los socialistas.

Sánchez llega a las elecciones como el líder mejor valorado de los principales partidos y con los Presupuestos recién tumbados por los independentistas como programa electoral. Es posible que recupere durante la campaña parte de la oleada de ilusión que despertó tras ganar la moción de censura, pero sus asesores saben que será difícil conquistar al voto podemista. Aunque hay fugas de electores morados al PSOE, la inmensa mayoría de los desencantados con Iglesias engrosan la bolsa de la abstención.

El PP, a por el tripartito

Pablo Casado preferiría que Sánchez apostara por el superdomingo e hiciera coincidir las generales con las municipales, autonómicas y europeas, pero no le importa tener que afrontarlas en abril. Y eligiría esa fecha por estrategia, para que fuera un voto de censura general al PSOE en todas las instituciones y también, afirma, para evitar a los españoles el "despilfarro" de "200 millones" que supone, según sus cálculos, separar las dos convocatorias.

Pese a que la evolución del PP en algunas encuestas es negativa frente a sus competidores de Ciudadanos y Vox, la preocupación es limitada, ya que es con ellos con los que se ve en la Moncloa. Casado aseguró este miércoles, tras la caída de los Presupuestos, que él ofrecerá a los electores un "frente común" con Albert Rivera y Santiago Abascal para frenar al independentismo y al populismo. El líder de los conservadores aspira a poder reeditar el pacto a tres de la Junta de Andalucía en algunas comunidades autonómas y también en el Ejecutivo central. En este contexto, apuntó que confía en que los electores sepan ver que su partido "sabe tejer alianzas a derechas e izquierdas" y no "divide a los españoles".

"El PP está preparado para volver al Gobierno de España", exclamó el dirigente conservador antes de anunciar que lo primero que hará es "aplicar la Constitución" en Cataluña. Según fuentes de su equipo, tiene "muy claro qué 155 quiere". Y no le preocupa que el PP pueda perder la mayoría absoluta que en estos momentos tiene en el Senado, la Cámara que debe aprobar las medidas que se incluirían en esa nueva intervención de la Generalitat de Cataluña. Casado confía, añaden esas fuentes, en que "Ciudadanos entre con muchos senadores" y que el "PSOE que quede tras la derrota de Sánchez" también le acompañe en su modelo de 155.

Podemos, en convulsión

La lucha hasta el último minuto de Unidos Podemos para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado resultó estéril. Ni las llamadas de Iglesias a última hora del martes para conseguir un acuerdo in extremis entre el Gobierno y los partidos independentistas ni las reiteradas llamadas de los dirigentes morados a la responsabilidad de ERC y PDECat sirvieron para evitar el fracaso de los "Presupuestos más sociales de la historia". Forzando, todo ello, un más que previsible adelanto electoral para el que Unidos Podemos asegura estar preparado.

Las posibles fechas barajadas hasta el momento, 14 o 28 de abril, parece que no disgustan al partido. Entre las ventajas destaca que Iglesias, de baja por paternidad desde el pasado diciembre, podría reincorporarse justo al comienzo de la campaña electoral. Además, celebrar los comicios generales antes que los autonómicos permitiría al líder morado examinarse en las urnas antes que Íñigo Errejón, cofundador del partido y aspirante a la presidencia de la Comunidad de Madrid con la plataforma Más Madrid, que comparte con Manuela Carmena. Un buen resultado de los morados a nivel nacional serviría para desactivar el impulso que, parece, está cogiendo Errejón.

La formación morada sale a elecciones en una situación difícil. La última encuesta del CIS, publicada el 31 de diciembre, sitúa al partido en tercera posición con el 15,4% de los votos, por debajo de PSOE y Ciudadanos, y superando ligeramente al PP. A esto hay que sumar el batacazo que sufrieron en las últimas elecciones autonómicas.

Adelante Andalucía (coalición formada por IU y Podemos) perdió tres diputados respecto a la anterior legislatura. Unos resultados que achacaron a la desmovilización de parte de su electorado y que esperan que no se repita en un escenario en el que las derechas ganan protagonismo.

Cs veta a Sánchez

"Voy a decirlo más claro: con Pedro Sánchez 'no'", aseguró Rivera cuando la prensa le repreguntó si descarta totalmente un pacto con el dirigente socialista para gobernar en la Moncloa. En estos tiempos de política líquida y con los antecedentes del presidente de Ciudadanos (aseguró en varias ocasiones que no haría a Mariano Rajoy presidente y lo acabó invistiendo), estas afirmaciones son las que quedan en la hemeroteca para ver cómo se inicia una precampaña y cómo acaba todo tras las urnas y las negociaciones.

Según fuentes de la dirección naranja, Sánchez, con el que Rivera llegó a cerrar un pacto en el 2016 para intentar gobernar, muestra ahora una concepción "radicalmente distinta" de España y "es parte del problema" que tienen los ciudadanos. En el partido se temen que la voluntad de Sánchez sea la de "reeditar la mayoría de la moción de censura, con los populistas de Podemos y con los independentistas" y repetirán esa tesis para intentar atraer a votantes desencantados con la estrategia de diálogo puesta en marcha por el jefe del Ejecutivo.

No obstante, saben que en esa eventual convocatoria inmediata de elecciones, el PSOE tratará de que a los electores de centro no se les olvide la fotografía del pasado domingo en la plaza de Colón de Madrid, donde Rivera posó con el líder de Vox, y tampoco que Ciudadanos ha alcanzado un pacto con ese partido de extrema derecha en la Junta de Andalucía.

El político catalán no quiso sumarse a las "quinielas" sobre la posible fecha de las elecciones generales y mostró su deseo de que los ciudadanos puedan votar "cuanto antes" para acabar con una España "paralizada" por culpa de un Gobierno que está a merced de los independentistas y los populistas, denunció.