Uno de los fichajes que ha supuesto un mayor golpe de efecto es el del primer astronauta español, para satisfacción de la comunidad de investigadores, que ya reclamaban un ministerio específico para su campo. El ingeniero aeronáutico, nacido en Madrid en 1963, fue el segundo de su promoción, con una nota media de 10. Tras recibir entrenamiento en la Ciudad de las Estrellas de Moscú (Rusia) y en EEUU, participó en la misión espacial STS-95 del transbordador Discovery, en 1998. Él mismo ha alimentado su popularidad participando en programas de televisión y haciendo divulgación científica para todos los públicos.

Ahora es el encargado de colocar la ciencia en primera línea política y recuperar uno de los sectores más afectados por los recortes durante la crisis. El astronauta, que siempre ha querido regresar a la Estación Espacial Internacional (ISS), ha apostado muchas veces por que España tenga más inversión en I+D+i, con más peso en el crecimiento económico. Llega con una larga lista de cosas por hace, como recuperar a 10.000 jóvenes científicos, alcanzar una inversión en ciencia del 2% del PIB antes de 2020 y disminuir la burocracia.