Que José María Aznar dio absoluta prioridad al vínculo entre España y Estados Unidos no es ninguna novedad. Tampoco su distante relación con Iberoamérica. Lo que José Luis Rodríguez Zapatero y su equipo descubrieron ayer es que esa predilección de Aznar se reflejó incluso en su política de compras, pues los dos aviones oficiales que adquirió pueden volar sin problemas hasta Washington, en la costa este de EEUU, pero carecen de autonomía suficiente para llegar a Iberoamérica. Toda una metáfora.

"Estoy derrengado. Ha sido el peor viaje de mi vida". Esta era la frase que, con ligeras variaciones, repetían la pasada madrugada todos los miembros de la comitiva de Zapatero a su llegada México. Aunque todo vuelo intercontinental comporta un notable desgaste físico, a la comitiva española no le faltaban razones para quejarse: el trayecto entre Madrid y la capital mexicana había superado las 16 horas de duración, cinco más que las líneas comerciales que comunican ambas ciudades.

Un largo recorrido

Aún aturdidos por el viaje, los pasajeros relataban ayer el trayecto recorrido: nueve horas de vuelo de Madrid hasta el aeropuerto de Hallifax, en Canadá; allí, casi dos horas de espera sin salir del avión para completar el repostaje, y después, más de cinco horas adicionales antes de llegar a México D.F.

Una opción más económica

Según aseguró en el Congreso el popular Federico Trillo, entonces ministro de Defensa, el Estado pagó por ambos aviones, pertenecientes al Ejército del Aire, un total de 174 millones de euros, casi 29.000 millones de pesetas. Lo que no aclaró es por qué el Ejecutivo decidió adquirir dos aeronaves de segunda mano a Air France cuando el propio presidente francés, Jacques Chirac, optó por un modelo nuevo más moderno --el Airbus 319-CJ-- y económico.

Tras su primer y azaroso viaje a América Latina, Zapatero se planteaba ayer la misma pregunta que sus colaboradores: ¿Por qué unos aviones recién remozados tienen una autonomía de vuelo tan limitada?

Los tripulantes del Airbus 310 les respondieron que el sobrepeso de la aeronave --fruto de su acondicionamiento como avión de lujo-- y los vientos, que soplan de frente cuando se vuela de Europa a América, desaconsejan llenar los depósitos, lo que reduce la autonomía de vuelo. La buena noticia para Zapatero es que, con vientos de cola, el trayecto México-Madrid sí lo podrá hacer sin escalas.