Más de 30.000 personas, según la Guàrdia Urbana, gentes de la ciudad y de otras partes del mundo, de todas las confesiones y credos, han lanzado este mediodía la respuesta de una ciudad golpeada pero no caída. “No tinc por’ (No tengo miedo). Una respuesta de orgullo, casi retadora y coreada varias veces casi únanimemente por los congrehgados este mediodía de agosto en la poco cubierta plaza de Catalunya, aguantando, a duras penas, el castigo d un sol que caía a plomo.

Del grito seguro que tomaron buena nota las autoridades y cargos presentes. Encabezados por el Rey, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el de la Generalitat, Carles Puigdemont y la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, la clase política ha hecho todo un ejercicio de unidad que fue jaleado por el gentío.

La concentración, breve, ha tenido su punto álgido durante el minuto de silencio que se ha guardadao en memoria de las víctimas de Barcelona y también la de Cambrils. Un silencio estremecedor, apenas roto por el zumido de los motores de los generadores eléctricos que nutren las unidades móviles de las televisiones.

Largo aplauso de cierre y un sorprendente grito, coreado por suficientes personas como para no ser tildado de aislado, cuando Felipe VI y Mariano Rajoy se retiraban: “Queremos más Mossos”.