El día después del 1-O, España amaneció con las imágenes de las cargas policiales en las portadas de la prensa internacional. «El Estado español ha perdido», señalaba el rotativo británico The Guardian; «Cataluña, golpe por la fuerza», se leía en el francés Liberátion, y «Madrid lo ha perdido todo» era el titular del belga Le Soir. Una idea rondaba entre los dirigentes españoles: los independentistas habían ganado la batalla del relato. Y uno de los mayores defensores de esa tesis es hoy el ministro de Exteriores, Josep Borrell. Su departamento incluye la Secretaría de Estado de la España Global, la antigua Marca España, con Irene Lozano al frente, que se ha propuesto contrarrestar el discurso de los líderes del procés con su propia maquinaria publicitaria.

Exteriores lanzó un vídeo -el segundo de la serie- en el que cita dos reputados estudios que sitúan a España como una de las únicas 20 democracias plenas del mundo y entre los países más libres del planeta. «No hay nada tan valioso como la verdad», responde a cámara la cineasta Isabel Coixet; «esta es la España real», añaden el televisivo alpinista Jesús Calleja y la presidenta del Banco Santander, Ana Botín. El nombre de la campaña, Esta es la España real, no es baladí.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha empezado a usar una palabra que ya utilizan muchos líderes internacionales: las fake news o noticias falsas.

En el Gobierno están convencidos de que los independentistas aprovecharán para arremeter contra la calidad democrática de un Estado en el que ven «presos políticos», y no políticos presos. En esa estrategia se encuadra la visita de Sánchez, el pasado jueves, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, donde ensalzó el sistema judicial español y donde «la protección de los derechos humanos no está en cuestión», dijo. «Cuando se recurre a la mentira, la manipulación, se promueven agravios y nostalgias olvidadas y la democracia se debilita», señaló Sánchez, que habló de «hechos reales» frente a las «fake news».

En el independentismo han saltado las alarmas. Primero, porque rechazan que en su discurso haya fake news, y segundo, porque, más bien al contrario, creen que es el Ejecutivo central el que pretende imponer su «visión parcial de los hechos». Òmnium Cultural respondió con otro vídeo en el que muestra la corrupción o los desahucios como la verdadera «España real»; ERC registró una batería de preguntas al Gobierno sobre el alcance de la campaña, y el PDECat acusó a Borrell de ser el «ministro de propaganda». De momento, el Gobierno no ha dado más detalles de la campaña. Sí se sabe que la secretaría de Estado de Lozano contará con un presupuesto de 1.060.000 euros para «defender la reputación de España».