El juez de instrucción de Bruselas Daniel Fransen inculpó ayer, por pertenencia a un grupo terrorista, a cuatro de los marroquís detenidos el día anterior y ordenó su ingreso en prisión. Los cuatro habían sido arrestados en el marco de una vasta operación dirigida por la fiscalía de Bruselas y los servicios antiterroristas de la policía federal, contra medios fundamentalistas islámicos radicales vinculados al Grupo Islámico Combatientes Marroquís (GICM), el mismo grupo que la policía española sospecha que está detrás de los atentados de Madrid.

La policía realizó una veintena de registros en inmuebles en diferentes distritos de la capital belga (Anderlecht, Molenbeek y Schaerbeek) y en las ciudades flamencas de Amberes y Tongres. Los investigadores descubrieron durante estos registros documentos de identidad falsificados y el material necesario para la fabricación de dichos documentos, según fuentes de la fiscalía.

Sobre una de las personas encarceladas pesaba una orden internacional de arresto, cursada por las autoridades marroquís por su presunta implicación en los atentados de Casablanca del 16 de mayo del 2003, que provocaron 45 muertos.

La investigación ha revelado serios indicios sobre la presencia en Bélgica de un nutrido grupo de ciudadanos magrebís próximos al grupo terrorista GICM, que habrían recibido formación paramilitar en campos de entrenamiento en Afganistán, según fuentes judiciales. Algunos de estos individuos viven clandestinamente en Bélgica, según las citadas fuentes.