Fin a la pesadilla. La justicia griega ha absuelto de todos los cargos a los tres bomberos sevillanos, Manuel Blanco, Julio Latorre y José Enrique Rodríguez, y los dos voluntarios daneses detenidos hace dos años cuando participaban en las labores de rescate de los inmigrantes que huían de las costas turcas en dirección a Grecia. Los cinco estaban acusados de tentativa de tráfico ilegal de personas, pese a que en el momento de su arresto no habían rescatado a nadie ni les acompañaba inmigrante alguno en la embarcación de la oenegé danesa Team Humanity con la que habían embarcado ocasionalmente, y se enfrentaban a una pena máxima de 10 años de cárcel por inmigrante introducido.

Las lágrimas y los abrazos se han desbordado cuando han escuchado la palabra "inocentes". La vista, señalan fuentes de la organización Proem-Aid, fue muy tensa y centrada en las comunicaciones que los acusados mantuvieron con los guardiacostas griegos tanto en los días previos como el día de su detención, el 14 de enero de 2016. Los bomberos explicaron que siempre cumplieron las normas y avisaron de sus salidas a las autoridades griegas, apelando a su condición de profesionales y funcionarios para demostrar su respeto a los protocolos normativos. Pero sobre todo insistieron en que acudieron a Grecia a salvar vidas, invirtiendo para ello sus propios días de vacaciones, después de quedar impactos con la imagen del pequeño Aylan Kurdi ahogado en una playa y el éxodo de miles de sirios que trataban de llegar en precarias embarcaciones a Europa. Los guardacostas griegos ratificaron esa colaboración y actuación "impecable", subrayando que en varias ocasiones ellos mismos les llamaron para recabar su ayuda.

Según explicó Blanco, el abogado que lleva su defensa ya les había reiterado que la causa era “vaga e imprecisa”, aunque aún así el caso ha llegado a juicio. No obstante, la esperanza no la perdían, y de hecho tenían el billete de vuelta para el próximo 10 de mayo. Durante la vista han estado acompañados por diputados andaluces de PSOE, PP, Podemos y C’s, así como por la consejera andaluza de Justicia, Rosa Aguilar, quien ha llegado a declarar como testigo para explicar cómo los voluntarios de Proem-Aid han participado en rescates en el extranjero y en España. De hecho, ya tienen en mente lograr fondos para poder acudir a Libia a seguir ayudando. "Los focos están puestos ahora sobre nosotros pero el verdadero problema es que sigue ahogándose gente en el mar", dijo Blanco.

La surrealista pesadilla de Blanco, Rodríguez y Latorre comenzó el 14 de enero de 2016, en los meses con más flujo de inmigrantes huyendo desde las costas turcas en dirección a Europa. Ese día, la zodiac cedida por Protección Civil a Proem-Aid estaba en reparación, por lo que cuando recibieron una llamada de la oegené Team Humanity, que no tenía en ese momento personal de rescate, no lo dudaron. “Cuando te dicen que necesitan ayuda, sales corriendo”, explicaba Blanco, “según la ley del mar si sabes que hay un barco hundiéndose tienes la obligación legal de atenderles, pero también está la cuestión moral, no puedes quedarte en tierra mirando como mueren”. Era la tercera misión para Blanco, y la primera para sus compañeros.

Cuando volvían a puerto sin haber localizado la patera fueron interceptados por los guardacostas griegos. Los detuvieron junto a los dos voluntarios daneses y les acusaron de facilitar el tráfico ilegal de inmigrantes. Inicialmente, también de posesión de armas, ya que portaban un cortacabos de punta roma reglamentario en los chalecos salvavidas, aunque este delito fue archivado. Aún hoy no se explican que pudo pasar esa noche, porque siempre dieron cuenta escrupulosa de sus movimientos a los guardacostas, que como explicaron en la vista oral solitaron su ayuda en los días previos y siguieron reclamando a la oenegé en los posteriores. De hecho, Proem-Aid no dejó de trabajar en la zona hasta finales de 2017, pero nadie más ha sido detenido. “Nos han llegado a decir que estábamos en el sitio equivocado en el momento equivocado”, apunta Blanco, vicepresidente de la oenegé.

Con ayuda económica de otros voluntarios en la isla, que les dijeron que si estaban presos “y no rescatando gente, nada de lo que ellos hacían en los campamentos tenía sentido”, y moviendo todos los hilos que pudieron, Proem-Aid logró sacarlos de la cárcel y pagar las tasas judiciales. No les impidieron continuar en la isla, pero prefirieron regresar a España, donde han participado en otras labores de rescate. Siempre de forma anónima, y tirando de sus recursos económicos, que ya escasean y ponen en riesgo la supervivencia de la asociación. Pero no dudan cuando se les pregunta si volverían a Lesbos. “No hay miedo a volver, lo que ocurrió fue el azar de esa noche”, dice Blanco.