José Bono acudió a primera hora de la mañana de ayer a la cafetería La Amarilla de la calle mayor de Madrid para pedir disculpas por el simulacro de atentado que protagonizaron un sargento primero instructor y varios soldados el día 17. El ministro de Defensa entró en el establecimiento, pidió un café con leche y expresó sus más sinceras disculpas por lo ocurrido. La propietaria y algunos clientes no ocultaron su asombro por la presencia de Bono. Desde luego, le aceptaron las disculpas y le invitaron a la consumición. En el diálogo participó también un hijo de la propietaria, que dijo haber sido soldado profesional durante tres años y expresó su comprensión hacia los antiguos colegas, si bien reconoció que la irrupción de éstos sin previo aviso, les había provocado un "susto morrocotudo". El ministro informó de que el suboficial responsable de la operación militar había sido arrestado ocho días.