Hora y media antes de reunirse con Pasqual Maragall en el Parlamento catalán, José Bono, ministro de Defensa, declaró: "España no es algo irremediablemente hecho, sino algo que hacemos, pero no es tampoco algo que cualquier iluminado pueda inventarse cada mañana cuando se levanta. España no es un proyecto provisional, es una nación".

Conocidas las grandes discrepancias existentes entre Maragall y Bono en relación al modelo de Estado, ya en la Cámara, un periodista le preguntó al ministro a quién se refería cuando habló de "iluminados". Bono, especialista en mantener la sonrisa en todo lugar y momento, torció el gesto y "perdonó" la pregunta al periodista "porque Dios también le habría perdonado". Pero no contestó. En cambio, quiso aclarar que no había venido a Barcelona "a crear ningún problema, sino a resolverlo", en alusión al contenido institucional de sus conversaciones con el presidente de la Generalitat.

CAVA CATALAN Tras entrevistarse con Maragall, Bono se reunió con el presidente del Parlamento, Ernest Benach, el conseller en cap , Josep Bargalló, ambos republicanos, y el vicepresidente de la Cámara, el socialista Higini Clotas. Mientras se celebraba la reunión, pudo verse a un camarero que llevaba una botella de cava, catalán por más señas, y cuatro copas, aunque no divulgaron después que el brindis estuviera motivado por la voluntad de promocionar el cava ante un eventual boicot.

A la salida de este encuentro, el ministro reconoció sus diferencias con Maragall, pero remarcó que "por encima de todo", ambos coinciden en un principio: "Todos los hombres son iguales". Bono apreció más coincidencias entre él y el presidente catalán: "Ambos coincidimos en la moderación y el buen sentido".

Bono, consciente de que en Cataluña se considera centralista su discurso, rechazó esa etiqueta: "Mi idea de España no es la de los Reyes Católicos", se defendió. Y explicó su modelo: "España es mi patria, mi nación, pero no quiero la España que nos impide, sino la que permite".