Josep Borrell nunca recibió con excesiva ilusión el encargo de Pedro Sánchez de encabezar la lista a las elecciones europeas, un puesto que ya ocupó en el 2004 para después pasar a presidir el Parlamento Europeo. El presidente del Gobierno en funciones, según fuentes cercanas, logró convencerle asegurándole que haría todo lo posible para que fuese nombrado comisario, una decisión que no solo depende del jefe del Ejecutivo, pues tiene que negociarla con el resto de estados miembros atendiendo a complejos equilibrios ideológicos, geográficos y de género, entre otros. Así que Borrell, tras una larga negociación, acabó aceptando.

El ministro de Exteriores en funciones renunció ayer a recoger el acta de diputado comunitario y permanecerá en su puesto en el Gobierno, un gesto que se interpreta dentro del PSOE como una prueba de que sus opciones de entrar en la Comisión Europea han disminuido. No por su perfil, marcadamente europeísta, como por su género.

CALVIÑO Y RIBERA

Y aquí es donde entran en juego posibles repuestos. Tanto la ministra de Economía, Nadia Calviño, como la de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ya han transmitido a Sánchez, según fuentes del Ejecutivo, que estarían dispuestas a dar el salto a la UE, como comisarias, si finalmente la apuesta por Borrell no prospera.

En Bruselas anunció el ministro ayer su renuncia al acta europea, pero lo justificó en la incertidumbre sobre la resolución de la investidura de Sánchez. «Las actuales circunstancias políticas, tanto en España como en Europa, han hecho pensar al presidente del Gobierno y a mí mismo que no era muy razonable que el puesto de ministro de Exteriores quedara vacante durante un tiempo indefinido», argumentó Borrell, antes de asegurar que «si las expectativas de la formación de un Gobierno fueran más ciertas en el corto plazo, posiblemente la decisión hubiera sido otra».

A la pregunta de si se pueden sentir estafados los ciudadanos que votaron al PSOE en las europeas, replicó: «Francamente, no, porque hay muchos cabezas de lista que van a ejercer otras funciones dentro de la UE. Ser parlamentario no es el único destino para trabajar para Europa y en Europa. No hace falta ser eurodiputado, por ejemplo, para ser comisario. Muchísima gente podía pensar que razonablemente mi destino no hubiera sido el Parlamento Europeo sino otros puestos ejecutivos», esgrimió.