Cuando Manuela Carmena militaba en el Partido Comunista, durante la transición, sus compañeros le pidieron que participara en un mitin. Ella los detesta, ahora y entonces. Como estaba embarazada, fingió un mareo y evitó subir al escenario a repartir doctrina. La alcaldesa de Madrid cuenta esta anécdota todavía para explicar su aversión a los mítines, pero la historia revela, sobre todo, la personalidad de una líder con puño de hierro en guante de seda que da pistas sobre cómo puede afrontar la enésima crisis de sus compañeros de viaje en el ayuntamiento a seis meses para las elecciones.

La decisión de la dirección de Podemos Madrid de suspender de militancia a seis concejales de su confianza la ha indignado. No porque no hubiese previsto la sanción, sino porque le arrancó a Pablo Iglesias hace meses la promesa de que repetía como alcaldesa solo si le garantizaba que estaría rodeada de su equipo de confianza y no de cargos podemistas premiados con una concejalía. Tras tres años de broncas en el consistorio con algunos de los representantes de Ahora Madrid, la alcaldesa exigió perfiles de gestión, no aventureros políticos.

La decisión no tiene efectos inmediatos en lo orgánico, pero sí en el contexto preelectoral. La portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, el concejal de Hacienda, Jorge García Castaño, y los otros cuatro concejales afectados continúan en sus funciones en el consistorio y solo perderán su condición de inscritos en Podemos si finalmente se presentan bajo otra candidatura.

Si no hay conciliación, un escenario posible es que se integren en la plataforma de Carmena para las elecciones municipales del 2019. En ese caso, ¿qué ocurre con Podemos? Depende. La opción más grave sería que el partido morado se presentase por separado, en una candidatura alternativa a Carmena encabezada por el secretario general de la ciudad de Madrid, el exJemad Julio Rodríguez. En este momento parece una posibilidad remota, pero nadie la descarta.

Aunque la tensión interna es elevada, Podemos intenta trasladar una imagen de calma y, sobre todo, de cierre de filas con Carmena. Y es que, la posibilidad de perder Madrid, el principal bastión de las ciudades del cambio de Podemos es algo impensable para los morados. Así, fuentes cercanas a Rodríguez han querido volver a tender puentes con la alcaldesa reiterando su apoyo a la candidatura que encabezará la jueza madrileña. Pese a la suspensión de militancia de los seis concejales - entre los que también se encuentran Esther Gómez, Marta Gómez Lahoz y Paco Pérez- "no cambia para nada" su relación con Carmena ni su proyecto de concurrir de manera conjunta a las elecciones de 2019.

Pese a todo, la dirección regional no da su brazo a torcer e insisten en que "si no te presentas a las primarias de un partido no representas al partido" y que han sido Maestre y sus compañeros los que "se han colocado en esa posición". Una postura apoyada por la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Ione Belarra, que ve en la suspensión de militancia una "formalización" de su decisión de no querer concurrir con la formación morada. Algo que no ha defendido el líder del partido, Pablo Iglesias, que no se ha pronunciado todavía sobre la polémica.

Los paños calientes también han llegado por parte de los concejales expulsados. Ha sido García Castaño, uno de los concejales más destacados del Gobierno madrileño y peor situado en la lista de Rodríguez, quien quitó hierro al asunto al descartar cualquier riesgo para la candidatura de Carmena.

"Vamos a intentar solucionarlo y a intentar tener la candidatura lo más fuerte posible, señaló el edil antes de suavizar la relación con el ex JEMAD al que reconoce que tiene "un papel complicado al frente de Podemos Madrid" dentro de Ahora Madrid, "un proyecto que es mucho más amplio".

TERNA DE TRES

En el terreno electoral, el PSOE mira de reojo. El ruido no viene bien a Podemos a seis meses de los comicios. Los socialistas, encuestas en mano, dicen estar decididos a poner al frente de su candidatura a un perfil “potente”. Fuentes conocedoras de estos detalles indican que hay tres nombres en la terna que Pedro Sánchez baraja. Sin duda, el que más suena es el del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. El PSOE explica que los sondeos le dan en el ayuntamiento de Madrid una oportunidad de crecimiento considerable.

Aunque saben que necesitarán sumar con Carmena, quieren echar el resto, en parte porque son conscientes de que el voto en la capital y en la comunidad, donde se presenta Ángel Gabilondo, van fuertemente vinculados. Es decir, que un buen candidato en el consistorio arrastra también votos a la Asamblea de Madrid, aunque no logre superar a Carmena.

En conversaciones informales, los socialistas no niegan su estupefacción por la capacidad de Podemos para “fulminar a su propia gente”. Fuentes del PSOE señalan que la nueva guerra en Podemos podría beneficiarles, aunque siempre existe el riesgo de que la escalada de desafección sitúe al electorado progresista en la abstención.