El juez de la Audiencia Nacional que investiga la masacre del 11-M, Juan del Olmo, ordenó ayer la prisión incondicional del sirio Adnan Waki, detenido el miércoles en Irún (Guipúzcoa), por un delito de integración en organización terrorista. Waki, de 27 años, que negó cualquier relación con los atentados de Madrid, prestó declaración durante cuatro horas. Está acusado de pertenecer al círculo más próximo de Mohamed el Egipcio , presunto cerebro de la matanza. Así, Waki habría mantenido contacto en los últimos meses del 2003 y en el 2004 con imputados por el 11-M y con al menos cuatro de los siete terroristas que se suicidaron en un piso de Leganés (Madrid).

De los análisis de los teléfonos investigados por la policía se ha podido comprobar "una relación tal de confianza, que un mismo terminal telefónico móvil (uno de los recuperados entre las ruinas del piso de Leganés)" había sido utilizado por Waki y por varios de los implicados en el 11-M.

Según se señala en el auto de prisión, Waki trataba de conseguir fondos que ayudaran a financiar la defensa de varios de los imputados en el atentado. También se le atribuyen actividades dirigidas a lograr la legalización en España de otros miembros de grupos integristas islamistas. Igualmente, se le atribuye haber mantenido relaciones con personas radicadas en países de la UE, "o bien de influencia musulmana", para facilitarlas documentación supuestamente falsificada con el objeto de "lograr la legalización de situaciones personales en territorio español".

Waki fue detenido junto a su socio, el egipcio Ibrahim Kassen, en la carnicería árabe que regentan en Irún. El juez Del Olmo dictó libertad para Kassen. Con estos dos últimos detenidos son ya 61 las personas que han comparecido ante el juez por su presunta relación con la masacre, de las que 20 han ingresado en prisión y otra, un menor, ha sido condenada por su participación en la trama de los explosivos.