Manuela Carmena calienta motores sin hacer ruido. La alcaldesa de Madrid prefiere no desvelar si repetirá como candidata a los comicios municipales del 2019, pero más allá de los corsés oficialistas, fuentes de máxima solvencia confirman a El PERIÓDICO que su equipo ultima ya un paquete de políticas estrella para nutrir la campaña electoral a la vuelta del verano. No trabajan a ciegas. Sus colaboradores disponen de estudios detallados sobre la valoración que le dan los madrileños y, según su entorno, ella ha asumido ya que si no repite, las fuerzas del cambio pierden el ayuntamiento de la capital. Su decisión es clave: determina la designación de candidatos del PP, PSOE y Cs -que miran de reojo a la espera de confirmaciones-, y deja una rendija de esperanza abierta a un Podemos en horas bajas.

Carmena guarda silencio, pero su equipo ha elaborado durante casi un año un ambicioso paquete de políticas públicas que irán desgranando en otoño: un plan para fomentar energías limpias, cambios en la fiscalidad, una nueva vuelta de tuerca al concepto de renta básica, ayudas a la movilidad, y soluciones creativas al conflicto de la vivienda en el centro de Madrid para alquilar a precios razonables pisos vacíos.

La alcaldesa quiere dotar de contenido a la campaña para que no se trate de un mero juego de 'marketing' electoral, pero tampoco descuida la eficacia. Su entorno dispone desde hace medio año de estudios sociológicos en profundidad sobre la opinión de los madrileños sobre Carmena y la eficiencia del ayuntamiento en distintos segmentos poblacionales.

Fuentes conocedoras de estos análisis indican que la peor nota se la lleva la política de vivienda. La figura de la alcaldesa y la gestión del consistorio son, en cambio, los puntos más valorados por los madrileños. Por ello, sostienen que ahora el reto está en aterrizar conceptos como seguridad y eficacia en proyectos concretos.

Manos libres y equipo fiel

A fin de cuentas, Carmena, que se reivindica como independiente y marca distancia con Podemos, suele defender la gestión de las administraciones por encima de la existencia de formaciones políticas.

De ahí su empeño en arrancarle el compromiso al partido de Pablo Iglesias para tener las manos libres en la elección de su equipo: quiere lealtad y efectividad por encima de cuotas partidistas, sobre todo después del sufrimiento que le ha ocasionado Ahora Madrid, una amalgama de siglas y rencillas.

Fuentes del partido morado sostienen que la alcaldesa va a elaborar su lista valorando la fidelidad y la competencia de las personas, más allá de las siglas. Su determinación no es baladí y hay un episodio que explica esa reacción. Lo cuentan en Podemos.

El relato

El pasado noviembre, Carmena recibe la llamada del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para conversar sobre la inminente intervención del ayuntamiento al incumplir la regla de gasto. La alcaldesa descubre en esa llamada que su concejal Carlos Sánchez Mato (IU) le ha ocultado los avisos que había enviado el ministerio advirtiendo de la intervención. Decide destituirlo. En un último intento, Mato le pide que le mantenga en el cargo.

"He sido jueza durante cuarenta años y siempre he mirado a los ojos a las personas a las que sentenciaba a prisión. Estás cesado, Carlos", respondió Carmena. El relato lo hacen fuentes de Podemos para argumentar la importancia con la que Carmena percibe la fidelidad tras tres años de legislatura en la que las trampas se las han tendido desde dentro, a veces por amateurismo, otras por pura pugna interna.

En su círculo de máxima confianza están la teniente de alcalde, Marta Higueras, la portavoz del ayuntamiento, Rita Maestre, y el concejal que ha asumido la carpeta de Hacienda tras la destitución, Jorge García Castaño, un peso al alza en el Ayuntamiento.