El PP es una fuerza centrista y moderada, exclamó Pablo Casado el miércoles minutos después de que los independentistas tumbaran los Presupuestos y los pasillos del Congreso se revolvieran con las quinielas de las elecciones generales. Ese mediodía, ante las cámaras, el dirigente conservador empezó a utilizar un lenguaje muy diferente al que se le ha escuchado estos últimos meses, en los que ha ejercido una oposición muy dura contra el Gobierno de Pedro Sánchez, al que insultó por dialogar con la Generalitat. Traidor, incompetente, mentiroso compulsivo y okupa en la Moncloa fueron algunos de los calificativos. Ahora, con la llamada a las urnas del 28-A, Casado se va a afanar por templar su tono y va a intentar esquivar algunos asuntos con los que derechizó su imagen por su convencimiento de que así contendría la pérdida de votos hacia los ultras de Vox.

El dirigente popular ha sido en ese sentido transparente. El día que se presentó a las primarias para suceder a Mariano Rajoy, el 18 de junio, afirmó que quería recuperar a los electores que en las últimas convocatorias se habían decantado por ese partido de ultraderecha y también por Ciudadanos. Ahora, además, fuentes de su equipo añaden que creen que también pueden captar votantes descontentos con el PSOE por dialogar con la Generalitat. Con ese objetivo, en estos últimos meses, además de apostar por una mayor contundencia contra el independentismo, llegando a defender un 155 sin límite de tiempo, ha dicho que dejaría a Franco en el Valle de los Caídos, ha señalado que el feminismo es una ideología que atenta contra la libertad individual y ha defendido la derogación de la ley del aborto y la vuelta a la norma de 1985. Temas todos ellos que destacan en la agenda de Vox.

IMAGEN "SIMPÁTICA"

A partir de ahora, según fuentes de su equipo, no va a abandonar su tesis de que hay que poner orden en Cataluña, pero él personalmente va a esquivar los asuntos que considere que pueden endurecer su discurso para tratar de cubrir al votante de centro, imprescindible para ganar las elecciones en España. También el PSOE y Ciudadanos se pelearán por ese espacio.

Casado tiene que suavizar su imagen. Se resistirá a hablar de Franco, aunque el Gobierno se lo ha puesto difícil después de que el viernes haya ordenado la exhumación de Franco y haya dado 15 días a la familia para decir dónde quiere llevar los restos. El presidente del PP también tratará de eludir cualquier pregunta sobre el aborto. El 8 de marzo está a la vuelta de la esquina.

La nueva estrategia también incluye la idea de que tenga una imagen simpática. El viernes, después de que Pedro Sánchez hubiera convocado el 28-A, apareció ante la prensa con una sonrisa que parecía forzada. Era cuestión de tiempo que empezara a ser más suave. Han sido dos etapas. Acaba la primera, de oposición muy dura, y empieza otra en la que ya no habla solo a los suyos sino a todos los ciudadanos, señala un dirigente que ha trabajado en los entresijos del PP en el último lustro.

JUNTA DIRECTIVA NACIONAL

Aunque el adelanto electoral era previsible, la cúpula de Génova se ve obligada a acelerar la preparación del programa y las listas, asuntos que se abordarán en la reunión del lunes en la junta directiva nacional, principal órgano entre congresos. Casado, que heredó las bancadas del Congreso y el Senado, podrá hacer por primera vez sus equipos. Parten de una situación delicada los diputados que apostaron por Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias y no tienen poder orgánico en ningún territorio, como por ejemplo Íñigo Méndez de Vigo, que se presentó por Palencia.

Y en esta nueva etapa, Casado, de 38 años, también quiere completar "la oferta de equipo", cuentan fuentes de Génova, y está pensando poner en primera línea a "veteranos" del PP. Esta misma semana ya ha empezado a subrayar que es un partido que "ha demostrado que sabe gobernar" y que en sus filas hay políticos "con mucha experiencia", en un claro intento de marcar distancias con Ciudadanos y Vox.