Un centenar de presos de ETA desobedeció hace un año las consignas de la cúpula terrorista de organizar protestas en las cárceles, según han desvelado fuentes de Interior. Entre los que desoyeron las directrices figura Francisco Mugika Garmendia, Pakito , uno de los históricos etarras que firma una carta de agosto pasado en la que piden a la banda que abandone las armas. El Gobierno central mostró ayer prudencia ante el esperanzador contenido de la misiva, así como el Ejecutivo vasco, que instó a Batasuna a desmarcarse de ETA.

Ningún representante gubernamental quiso aventurar que la carta acerque el fin de la violencia etarra. No en vano, varios dirigentes de ETA encarcelados han propugnado el abandono de las armas en los últimos años, si bien esta vez se produce en un momento de gran debilidad de la banda, cuya cúpula fue descabezada en octubre y su entramado está prácticamente desarticulado.

TERCER GRADO En esta ocasión la carta no ha sido un hecho aislado. En septiembre del año pasado, un centenar de presos pidió la concesión del tercer grado, en contra de las consignas de la dirección de ETA, que les tiene prohibido beneficiarse de la legislación penitenciaria.

El malestar del colectivo de presos --unos 600-- se volvió a reflejar en noviembre del 2003, cuando se negaron a realizar protestas como les pedía la dirección, entre ellas la de no salir de sus celdas, días de ayuno y huelga de comunicaciones, es decir, no realizar llamadas ni recibir la visita de familiares.

Uno de los que no secundaron esa protesta fue Pakito , que con su negativa evidenciaba la falta de autoridad de la dirección etarra porque, a su juicio, "llevaba años sin hacer un atentado decente", según fuentes antiterroristas. Por ello, consideró que no podían pedirle nada. Otros internos que también se rebelaron fueron Santiago Arróspide, Santi Potros , y José Luis Urrusolo.

La carta, divulgada ayer por Diario de Noticias de Navarra, está firmada, además de por Pakito (exnúmero uno de la banda), por Iñaki Arakama Mendia, Makario ; Iñaki Bilbao, Iñaki de Lemnona ; Karlos Almorza Arrieta, Pedrito de Andoain ; Kepa Solana Arrondo y Koldo Aparicio Benito. Todos ellos están presos en el penal del Puerto de Santa María (Cádiz).

En la misiva hay párrafos como éste: "La lucha armada que desarrollamos hoy en día no sirve; nuestra estrategia político-militar ha sido superada por la represión del enemigo". Por ello, los etarras apuestan por emprender una "lucha institucional y de masas". Tras asegurar que "nunca en la historia de esta organización nos hemos encontrado tan mal", concluyen: "En adelante debería ser la izquierda aberzale en su conjunto quien debiera definir la estrategia y táctica a seguir" para lograr sus fines "como pueblo".

Fuentes de la lucha antiterrorista recordaron que, para ETA, el colectivo de presos es vital, ya que pone en movimiento todos sus frentes (político, militar y social). Por ello, destacaron la importancia de la carta.

El ministro del Interior, José Antonio Alonso, se limitó a calificar de "importante" el documento. También fue cautelosa la reacción del Ejecutivo vasco, cuya portavoz, Miren Azkarate, pidió a Batasuna que apueste sólo por la política. El portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, eludió pronunciarse sobre el escrito.