La visita a España del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, la semana pasada, fue de las que hacen historia. Además de censurar la estrategia de la política de José María Aznar hacia su país, los comentarios de Chávez no fueron ajenos al cisma que a continuación se abrió bajo los pies del ministro Moratinos, a causa de sus comentarios sobre el papel de España en el golpe de Estado venezolano. Por eso, ayer, el dirigente pasó de puntillas por Madrid y cenó con los Reyes en un marco de total discreción.

En esa circunstancia, las habituales imágenes de los saludos que precedieron a la cena privada celebrada anoche en la Zarzuela no pudieron ser recogidas por los fotógrafos de los medios de comunicación, según las condiciones puestas por la Casa del Rey.

Chávez había sido invitado por los Reyes con motivo de su visita oficial a España. El rango del encuentro era similar al de los presidentes de otros países. Pero el convite tuvo que ser anulado a causa del viaje de los Reyes a EEUU, para comer con la familia Bush e intentar oxigenar el enrarecido clima de las relaciones entre Washington y Madrid. Chávez entendió perfectamente el cambio de planes, y se comprometió a regresar a España tras su viaje a Moscú para cenar con Juan Carlos y Sofía. M.S-D.