Si las previsiones de la macroencuesta del CIS se cumplen, Pedro Sánchez tendrá la noche del 28 de abril todas las opciones de volver a convertirse en presidente del Gobierno. El líder del PSOE, que según el sondeo podría irse hasta los 138 escaños, podría elegir la orientación del próximo Ejecutivo: puede escorarlo hacia la izquierda si se inclina por Podemos -aunque es probable que necesitara también a algún partido nacionalista- u orientarlo al centro si pacta con Ciudadanos.

El Centro de Investigaciones Sociológicas da por segura la victoria del PSOE, aunque hasta 15 diputados separan los dos extremos de su horquilla de voto. En cualquier caso, los socialistas podrían llegar a doblar al PP de Pablo Casado, que quedaría en segunda posición con entre 66 y 76 escaños. Tercero sería Ciudadanos, con entre 42 y 51 representantes, mientras que Podemos quedaría cuarto (33-41) y la extrema derecha de Vox entraría con fuerza con entre 29 y 37 diputados.

El PSOE, que hasta ahora contaba con 84 diputados en el Congreso, vería crecer su porcentaje de voto hasta el 30,2%. El PP, en cambio, se quedaría en el 17,2%, y podría perder más de la mitad de los 134 escaños que logró Mariano Rajoy en el 2016.

Con estos números en la mano, Sánchez lo tendría todo a favor para gobernar. En cambio, para las derechas sería muy difícil formar gobierno: en el mejor de los casos, PP, Cs, Vox y Navarra Suma -la coalición en la comunidad de UPN, populares y naranjas- alcanzaría los 166 diputados, a 10 de la mayoría absoluta.

La entrada de Vox en el Congreso tendría un efecto del que Casado lleva alertando desde que Sánchez anunció la fecha de las elecciones. La dispersión del voto de la derecha provocará según el CIS que, después de mucho tiempo, el PSOE se convierta en el partido más votado en casi todas las comunidades autónomas. Solo Cataluña, donde ERC ganaría en todas las provincias, y Euskadi, con mayoría del PNV, escaparían a esa tendencia, que alcanza a feudos históricos del PP como Galicia, Castilla y León o Murcia.

Pese a los esfuerzos de Casado por sellar las fugas hacia la derecha, muchos de los votos que en el 2016 obtuvo el PP irían a Vox: hasta un 11,2% de los electores populares en las últimas generales apoyarían ahora al partido de Santiago Abascal.

Además, el actual presidente podría apoyarse también en una repetición de la mayoría de la moción de censura que le llevó al poder. El crecimiento de Esquerra Republicana (que obtendría 17 o 18 diputados), los seis escaños del PNV, y el concurso de JxCat (cuatro o cinco representantes en el Congreso) proporcionaría a PSOE y Podemos un holgado sostén para superar la mayoría absoluta.

El partido de Pablo Iglesias, sin embargo, paga los platos rotos del ascenso de los socialistas. Podemos perdería la mitad del apoyo que obtuvo en el 2016. Su líder subrayó ayer la importancia que tendrá la campaña electoral, apoyándose en el hecho de que nunca una encuesta del CIS de estas características había detectado que tantos electores están todavía indecisos: un 41%.

Podemos podría perder los diputados de En Marea, su confluencia en Galicia, que se quedaría sin representación. Lo mismo le sucedería a Nueva Canarias, y también corre riesgo la representación de Coalición Canaria. Los animalistas del PACMA, en cambio, podrían dar la sorpresa y obtener hasta dos escaños, uno por Barcelona y otro por Valencia.

Sánchez gana también en la valoración de líderes, aunque todos suspenden. El presidente alcanza los 4,1 puntos, Albert Rivera, un 3,7, Pablo Casado, un 3,3, y Pablo Iglesias, un 3,1. El último clasificado es el presidente de Vox; Abascal, 2,6 puntos sobre diez.

Para su sondeo, el CIS ha realizado más de 16.000 entrevistas, un número muy superior al que es habitual en este tipo de estudios. El centro, dirigido por el controvertido José Félix Tezanos, había venido renunciando hasta ahora a la cocina en sus barómetros: se limitaba a ofrecer datos brutos de intención directa de voto. En su último barómetro, de febrero, el CIS mantenía al PSOE en cabeza con un 33,3%, 16 puntos por encima del PP.