Es un clamor. El pacto antiterrorista firmado por el PP, el PSOE y el Gobierno de José María Aznar en el 2000 ha perdido su vigencia tras el 11-M. Es la opinión unánime del resto de fuerzas políticas parlamentarias. Hoy todos abogan por "ampliar el consenso antiterrorista" al resto de partidos, para plantar cara al terrorismo global. También las fuerzas sociales que en su día respaldaron el acuerdo.

El entendimiento transmitido por los firmantes después de su última reunión del miércoles, tras 14 meses de desencuentros, parece desmentir la impresión generalizada de que hace falta replantear el acuerdo. Pero sólo PP y PSOE se cierran a retocar un texto nacido para plantar cara a ETA en un contexto de nacionalismo exacerbado --en pleno pacto de Lizarra--, a pesar de que la mayor amenaza terrorista tenga ahora apellido islamista .

Todos detectan la existencia de un problema, pero hay matices entre las posibles soluciones. Joan Puigcercós, diputado de ERC, incide en la precisión con la que el texto se refiere a ETA: "Tal como está redactado, no responde a la mayor amenaza terrorista que azota España". Jordi Guillot (senador de ICV) también opina que se ha quedado "pequeño e insuficiente" después del 11-M. Josep Antoni Duran Lleida (CiU), lo califica de "instrumento del pasado", como Josu Erkoreka (del PNV).

Elementos excluyentes

Gaspar Llamazares, coordinador general de IU, destaca que al acuerdo PP-PSOE "le quedan demasiados elementos excluyentes para un buen número de fuerzas políticas del país". El portavoz parlamentario del BNG, Francisco Rodríguez, también lo encuentra "excluyente" y aboga porque "sea superado". Y hasta Paulino Rivero, de Coalición Canaria, y el presidente navarro, Miguel Sanz (UPN), reclaman "abrirlo" a otras fuerzas políticas.

Los líderes de UGT y CCOO, que apoyaron firmemente en su día el acuerdo, sostienen que "continúa sirviendo a sus fines iniciales", como dice Cándido Méndez, y corrobora su homólogo en CCOO, José María Fidalgo. Pero ambos animan al PSOE a "aprovechar" la coyuntura política nacida del 14-M para "abrirlo" al resto del panorama político y "ampliar" sus objetivos a la lucha contra el terrorismo islamista.

Desde la principal organización de la inmigración marroquí en España, ATIME, su presidente, Mustafá Mbrabet, también apuesta por mejorar la eficacia del pacto a la luz de la nueva amenaza "que no existía en el 2000". ¿Cómo? "Incorporando nuevos partidos para dar más fuerza al pacto que ya hay suscrito".

En la solución radican los matices. Los hay que piden "empezar de nuevo", como Duran i Lleida, para "sentar nuevas bases" que propicien un consenso total contra un terrorismo global. Idéntica es la opinión de Guillot, que llama a "reeditar el arrinconado pacto de Madrid" para dar cabida a todos. Otros se conforman con la Comisión de Secretos Oficiales, recién designada en el Congreso, y recuerdan la promesa de Zapatero de convertirla en el foro donde "compartir" estrategias antiterroristas. Es el caso de CC, IU, ERC y BNG, a los que hay que sumar las organizaciones socialistas catalana y vasca. La única prevención es la actitud del Gobierno. "Si acude a ella para informar de las decisiones que haya consensuado antes con el PP en el seno del pacto, no es lo mismo que si consensúa con todos las estrategias antiterroristas", resume Duran.

Una solución para todos es la que propone el filósofo y miembro de la plataforma ciudadana Basta Ya Fernando Savater. "El pacto antiterrorista vale para lo que vale. Mientras exista ETA, sigue sirviendo", razona. "Pero no es para el terrorismo islamista, porque éste no contamina la política nacional". Remedio: "Mantener el que hay y firmar un pacto nuevo para una amenaza nueva".