Ada Colau y los 'comuns' se cuestionan si deben mantener la alianza con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona por el aval de los socialistas catalanes a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Ante el malestar entre parte de las bases, la continuidad del acuerdo se pondrá sobre la mesa la semana que viene en la reunión de la coordinadora de Barcelona en Comú y, llegado el caso, la militancia deberá ser la que decida.

En el pacto entre el PSC y los 'comuns' se dejaba aparte la cuestión nacional. De hecho, durante todo el proceso del 1-O se han dejado ver las divergencias existentes entre ambos socios, que no se han ahorrado pullas. Mientras unos acusaban a los socialistas de ser colaboradores de la represión de Mariano Rajoy, estos echaban en cara a los 'colauistas' que pueden ser cómplices de una eventual DUI de Carles Puigdemont. Pero para los 'comuns' el artículo 155 puede ser el rubicón que lleve a la ruptura.

"No es comprensible que el PSOE y el PSC se pongan incondicionalmente del lado del PP en una medida que va contra el autogobierno de Catalunya, como es la aplicación del artículo 155 -reflexiona Susanna Segovia, miembro de la ejecutiva de Barcelona en Comú-. El pacto reconocía que podíamos discrepar en la cuestión nacional, pero esto va mucho más allá de la cuestión nacional es cuestión de democracia, libertad y autogobierno de Catalunya".

ERC se ofrece como recambio

El aval que Miquel Iceta ha dado este jueves al 155, señalando que es "inevitable" ante la "amenaza" de Carles Puigdemont de declarar la DUI, ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos 'comuns' que, desde hace semanas, habían transmitido a la ejecutiva del partido "su inquietud y que decían no entender cómo podemos seguir con alguien que se hace una foto con el PP en un tema como este".

La endiablada aritmética municipal haría que, para seguir gobernando, Barcelona en Comú pusiera sus ojos en ERC, que lleva tiempo alentando el divorcio y postulándose como nueva pareja. Pero el enlace tampoco sería especialmente fácil tras un año de compleja relación con los republicanos, como señala Segovia. "ERC hace 12 meses que se aferra a lo que sea para bloquear toda decisión. Ahora es el PSC, hace 10 meses era presupuesto de la Generalitat y hace cinco meses unos vecinos. De hecho no tiene ningún interés en que se pueda aprobar nada más y, por tanto, paralizar el ayuntamiento". Pese a ello, los republicanos dieron a Colau su apoyo en el plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT) para poner coto al turismo.

Fuentes consultadas del PSC han reiterado que por su parte "no hay ninguna voluntad de romper el pacto". Una postura que, sentencian, es compartida tanto por Miquel Iceta, Jaume Collboni y Pedro Sánchez. "Fue un pacto izquierdas por Barcelona para que es la ciudad no se bloqueara. Y ya dijimos que dejaríamos estas cuestiona del lado. El gobierno de Barcelona es el último puente que queda entre gente de sensibilidades distintas".

Los cambios en las alcaldías se han sucedido en varios municipios por el referéndum, sea por los preparativos del 1-O o por la represión posterior. El PDECat ha roto con los alcaldes socialistas en Mataró, Pineda, Esplugues, Palau-Solità i Plegamans, Mollet, Tàrrega y Blanes (donde ERC también dejó el equipo de gobierno). Los republicanos también pusieron fin al pacto en Lliçà d'Amunt mientras que un edil de Unió dejó a Josep Fèlix Ballesteros en minoría en Tarragona. En Argentona, el alcalde de la CUP expulsó la semana pasada a los dos concejales del PSC, que hasta entonces gobernaba junto a los anticapitalistas, ERC e ICV.