Los primeros 60 militares del total de 1.040 soldados que España tendrá en Afganistán tienen previsto salir mañana, martes, de la base madrileña de Getafe, rumbo a Kabul. Su cometido será preparar las instalaciones para albergar al resto del contingente. La mayor parte de los soldados se quedarán en la capital afgana, pero una compañía de paracaidistas será destinada a la localidad norteña de Mazar-i-Sharif, zona difícil, de mayoría shií e infestada de minas.

La misión fundamental de las tropas españolas bajo el mando del general francés Jean-Louis Py, jefe del Eurocuerpo, será proteger la celebración de las primeras elecciones democráticas afganas. De los comicios del 9 de octubre dependerá la consolidación del presidente Hamid Karzai y la construcción del nuevo Estado tras la derrota del régimen talibán. Ayer acabó el plazo de inscripción en el censo y, según datos facilitados por la misión de la ONU, se han apuntado 9,5 millones de afganos del total de 10 millones de votantes previstos.

DESPLIEGUE EN EL NORTE Cuarenta y ocho horas después del cierre del censo van a llegar las unidades militares españolas de ingenieros y castrametación (disposición de campamentos militares), y comenzarán a preparar las instalaciones de acogida del resto del contingente. De las tres compañías en las que se dividirá el batallón de 500 paracaidistas encargados de mantener el orden público antes, durante y después de las elecciones, dos se mantendrán en la zona de Kabul y la tercera se dirigirá a Mazar-i-Sharif.

El principal reto será llegar a esa ciudad, capital de la provincia de Balkh, fronteriza con Uzbekistán. Las carreteras son muy rudimentarias y los 304 kilómetros que separan Mazar-i-Sharif de Kabul resultan difíciles de transitar.

ZONA MINADA Los militares españoles que han reconocido la zona afirman que está tranquila y señalan que el principal riesgo son las minas. Los campos con explosivos, algunos sin señalizar, se mantienen intactos desde la guerra contra los soviéticos. Los militares estiman que puede haber un millón de bombas dormidas desde los años ochenta.

Con unos 120.000 habitantes, Mazar-i-Sharif es una ciudad sagrada para la población musulmana shií de Afganistán. Pero el mando del Eurocuerpo asegura que no se han producido amenazas contra el contingente multinacional. A las afueras de la ciudad viene trabajando desde hace tiempo un batallón de militares británicos en tareas de asistencia a la reconstrucción. Los españoles se sumarán a ellos y se ubicarán en una zona contigua a su acuartelamiento.

SANIDAD Y TRANSPORTE La previsión del Ministerio de Defensa es que la protección del proceso electoral dure de 80 a 90 días y que los paracaidistas puedan regresar a finales del mes de noviembre. El ministro José Bono informará el próximo 30 de agosto a los representantes parlamentarios sobre los riesgos y los detalles del despliegue.

Además de los paracaidistas, en el área de Kabul el Ejército español desplegará una unidad sanitaria con un hospital de campaña con capacidad para atender hasta a 50 pacientes. La misión sanitaria contará con quirófanos, especialistas y un área de cuidados intensivos para seis pacientes. También dispondrá de medios de estabilización, traslado y evacuación de heridos.

Los mandos militares han previsto el despliegue de cuatro helicópteros y dos aviones Hércules en la zona del aeropuerto de Kabul mientras dure la misión. La suma de estos efectivos, con las correspondientes unidades de protección, y del dispositivo sanitario es de 393 soldados.

Los nuevos militares se suman a los 147 soldados ya destinados a la capital de Afganistán como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF).